AMLO debe aclarar versiones sobre su estado de salud que circulan en redes sociales. La forma más efectiva es que el candidato presidencial de la Coalición Juntos haremos historia pida a sus médicos que hagan público el reporte que certifique que el tabasqueño está en plenitud de sus capacidades para gobernar este complejo país.
Hay, también, rumores que “hace un mes” estuvo hospitalizado; que consume antisicóticos, que no sigue las indicaciones de los médicos que vigilan su corazón, que vive en el estrés, que no lleva la dieta adecuada, que no descansa, que tiene 65 años, pero se ve más viejo.
López Obrador, no hay que olvidarlo, sufrió un infarto al miocardio en diciembre del 2013. ¿Qué tan afectado quedó su corazón? Nunca lo supimos.
Tampoco sabemos si estas versiones son parte de la “guerra sucia” (que la hay) o si en realidad es un hombre enfermo. En sus manos está aclararlo.
Por cierto que a 47 días de la cita en las urnas, casi todas las encuestas lo ponen adelante por amplio margen. El Financiero le dio ayer 20 puntos de ventaja sobre Anaya y 26 sobre Meade. Una medición muy distinta a la de Gea-Isa, que lo pone sólo cinco puntos arriba de Anaya.
¿Cuál de las dos encuestas midió mejor? Lo sabremos el primero de julio.
Andrés, no hay duda, ya se siente en la silla presidencial. “Lo quiera o no lo quiera, la mafia va pafuera”, dijo ayer en Huejutla. Es más, ya hasta anunció que no va a vivir en Los Pinos “porque allí se aparece el chupacabras”. Se quedará en la casa donde vive ahora.
Pero más allá de sus bromas, hay un tema que preocupa. Si no llegase a ganar, se asoma un conflicto poselectoral de dimensiones que no alcanzamos a ver. Los ciudadanos no tienen confianza en la autoridad electoral. La idea de que hubo fraude prevalecerá en sus seguidores. El famoso “tigre” del que alguna vez habló El Peje.
- En estos días la Reforma Educativa se ha convertido en eje de la campaña presidencial. AMLO otra vez marcó agenda. El anuncio que hizo en Guelatao, Oaxaca, de que si llega a la Presidencia, hará efectiva la consigna “¡Va a caer, va a caer, la reforma va a caer!”, perfila el regreso del fracasado modelo que nos ubicó como el cabús de los países de la OCDE en materia educativa.
En la cuna de Benito Juárez, el puntero en las preferencias electorales prometió hacer uso de las facultades del Ejecutivo para detener lo que llama “afectaciones laborales” a los maestros.
Dijo que habrá justicia para los “cesados injustamente”, pero también que enviará iniciativas de reforma a las leyes que “vulneran” la dignidad de los maestros en México.
Fue su regalo del Día del Maestro.
Pero de estos compromisos asumidos con el magisterio disidente surgen preguntas:
¿Entre los “derechos laborales” de los maestros está el regreso a la herencia de las plazas? ¿De maestros comisionados para hacer otras tareas fuera del aula? ¿Del rescate de que fueron cesados por no acudir a clases? ¿Del sistema de premios a los leales al sindicato y de castigos a los que se opongan? ¿Quiere eliminar la evaluación docente? ¿Que regrese la CNTE al control de la Secretaría de Educación en Oaxaca?
Es cierto, el tabasqueño no quiso firmarle a los maestros de la Coordinadora el llamado al Encuentro Nacional de Maestros Democráticos que le proponían: es cierto también que la derogación de la Reforma Educativa no aparece en el documento que envió al foro Diez por la Educación.
Pero también es cierto que en cada acto en Oaxaca repite que “la Reforma Educativa será cancelada”.
¿Quiere El Peje que regresen las prolongadas huelgas en las aulas de estados donde dominan los maestros disidentes?
Estas preguntas y otras llevaron a representantes de más de 100 organizaciones de la sociedad civil —como México Evalúa, Mexicanos Primero e Imco— a pedir al candidato de Morena que clarifique su proyecto educativo.
Pero también a José Antonio Meade decir que la Reforma Educativa va “porque en el futuro de nuestros hijos no nos echamos para atrás” y a Ricardo Anayaadmitir que hubo un error grave en la implementación de la misma, “porque hoy los maestros se sienten amenazados, han sido agredidos”.
- Del tema hablamos con el maestro normalista Miguel Alonso Raya, tres veces diputado federal del PRD. Nos dijo que no hay que perder de vista que la primera condición para que una escuela funcione, gane prestigio, confianza y credibilidad entre la población, entre los padres y madres, es que los maestros cumplan con su trabajo y no falten.
Raya, por cierto, hizo notar las divisiones que afloraron en la aguerrida Sección 22 del CNTE de Oaxaca, por el foro con AMLO en Guelatao. Precisó que la presencia de allegados a la maestra Elba Esther Gordillo genera desconfianza entre el magisterio disidente.
“No quieren juntarse con los que consideran charros. Los identifican como los que los fregaron”, asegura Raya.
Raya nos dio copia de una propuesta elaborada por profesores que respaldan “la Reforma de la Reforma Educativa”.
El documento destaca, entre los principales puntos, que cualquier cambio que se le haga a la Reforma debe respetar los derechos laborales y humanos de los trabajadores de la educación. Pide replantear la evaluación docente y quitarle su carácter punitivo.
“La Reforma no debe utilizarse para hacer negocio al amparo de los recursos públicos ni con fines políticos del presidente en turno o del secretario de Educación Pública”, dice en otro de los puntos.