Conoce sobre el método sistemático de exterminio durante la “guerra sucia”, conocido como “vuelos de la muerte”.
Guerrero.-Durante la “guerra sucia” en Guerrero, los “vuelos de la muerte” fueron reconocidos como un método sistemático y organizado de exterminio, según declaraciones de personal militar. Karla María Macías Lovera, juez del noveno distrito en Irapuato, Guanajuato, determinó que estos actos constituyen crímenes de lesa humanidad.
Documentos militares indican que aproximadamente mil 500 víctimas fueron arrojadas al mar mediante estas prácticas, informó la jueza en su veredicto del 22 de agosto, resultado de un amparo iniciado en 2018.
Este fallo instruye a la Fiscalía General de la República (FGR) a corregir las omisiones en la investigación sobre la desaparición de Rosendo Radilla Pacheco, activista y víctima de desaparición forzada por el Ejército en 1974.
La sentencia revela por primera vez, con base en documentos y testimonios de hace más de dos décadas, que el gobierno practicó terrorismo de Estado en los 70 y 80 contra grupos guerrilleros.
Un dato revelador de la sentencia es que los ‘vuelos de la muerte’ se registraban en bitácoras enviadas a las secretarías de Gobernación y de la Defensa Nacional.
“Los guerrilleros, atados y vendados, eran bajados de una camioneta Chevrolet Van, color café, que tenía capacidad como para 15 personas y eran conducidos uno a uno hasta el banquito de fierro que conocíamos como el banquito de los acusados, y ya en este lugar se les sentaba con la creencia de que se les iba a fotografiar. Y así, ya sentados, los que ejecutábamos Mario Arturo Acosta Chaparro, Alfredo Mendiola, Alberto Aguirre I. Quintanar y Humberto Rodríguez Acosta, de un disparo en la nuca con una pistola calibre .380, que tenía adaptado un ‘moflecito’, es decir, un silenciador. Inmediatamente después se les colocaba sobre la cabeza una bolsa de nylon que se les ataba al cuello para evitar quedaran restos de sangre. Siempre se utilizó la misma pistola .380 para las ejecuciones, tan es así que la bautizamos como la espada justiciera”.
“Una vez que se realizaba este procedimiento, se colocaba a las personas dentro de los costales de yute, se les ponían unas piedras y se cosían, para después ser transportados en la carretilla hasta el avión. Mientras se realizaban las ejecuciones, normalmente entre las 22 horas y las 4 o 5 de la mañana, el personal militar que normalmente custodiaba la base aérea era trasladado a las instalaciones de la vigesimaséptima Zona Militar, y en su lugar llegaban elementos de la Policía Militar que habían participado en la lucha contra la guerrilla”.
Estos testimonios y documentos son parte de las investigaciones llevadas a cabo por diversas instancias judiciales y militares, evidenciando la magnitud y sistematicidad de estos actos de terrorismo de Estado.