Cuauhtémoc Cárdenas fue contundente ayer cuando nos dijo lo que hará con su voto en las próximas elecciones presidenciales en México.
“Le voy a dar el voto a quien asuma el compromiso público de revertir las reformas constitucionales en materia de energía, de los artículos 27, 25 y 28”, dijo el respetado fundador del PRD.
La aseveración hizo brincar a más de uno. Revertir la Reforma Energética no ha sido tema en las precampañas. Ni siquiera AMLO lo incluyó en su programa de Gobierno.Mucho menos los liberales Meade o Anaya. Luego, el ingeniero no sabe aún por quién votar.
¿Revertir la Reforma Energética? ¿Con qué propósito? Le preguntamos, el periodista Rubén Cortés y este reportero, al invitado del programa Desde la Trinchera, en ADN 40. Respondió:
“Es fundamental que el Estado mexicano recupere la capacidad para regular el aprovechamiento de los recursos naturales, y que éstos puedan aprovecharse, en realidad, en función de un interés público.”
Lo atajamos para recordarle que AMLO ha hablado de llevar a consulta pública la Reforma Energética.
Categórico reviró: “Eso no está en el programa (de Morena)”.
—Pero tampoco tenemos los recursos para desarrollar la industria—, insistimos.
—No tenemos recursos porque a Pemex se le están negando los propios recursos de los que podría disponer el Estado.
“Pero más allá de eso, no se está haciendo una política de hidrocarburos que permita pensar que es un recurso que se tiene que aprovechar cada vez con mayor cuidado.”
El Inge está convencido que el ambiente es muy distinto al que se vivió en el 88 cuando, dicen sus seguidores, “le robaron las elecciones”. Antes no sabíamos cuál podía ser la respuesta, dice Cuauhtémoc. Hoy tampoco, subraya, pero el país está más deteriorado.
“Hay un muy grave descrédito institucional. Falta de confianza en los funcionarios. Tenemos una economía que no acaba de crecer con suficiencia. Hay una creciente desigualdad social. Violencia, inseguridad por todas partes, que el Estado no es capaz de controlar. Éste es el contexto en el que se da la elección. Aparte de que no hay una posición clara desde el punto de vista ideológico de las distintas coaliciones, partidos o candidatos”, destacó.
De la coalición Por México al Frente y la escena del chaleco del PRD que se puso el panista Anaya, arropado por dirigentes del Sol Azteca que alguna vez lucharon codo a codo con el ingeniero, se rehusó a opinar. “Yo salí del PRD hace ya unos tres años. En problemas de casa ajena no me meto”, evadió.
Pero dijo que en las distintas coaliciones que contienden en la elección federal —y algunas locales— hay contradicciones, posiciones que en otros momentos estuvieron encontradas; grupos que hoy coinciden en apoyo a candidatos y con propuestas muy inciertas.
“Lo que hemos visto en esta campaña-precampaña son descalificaciones, señalamientos que podrían, de ser ciertos, tener consecuencias judiciales. Y sin embargo, se quedan en la cuestión declarativa. Los llamados a la concordia (alusión a López Obrador) que se van al aire y se pierden…”.
Ricardo Anaya es un firme creyente de que la mejor defensa es el ataque. Lo ha demostrado. El candidato presidencial del Frente, tocado por las acusaciones de lavado de dinero que se le hacen, escaló el conflicto. Ya amenazó con meter a la cárcel al actual inquilino de Los Pinos en caso de ganar la elección. Paralelamente, cumplió su amenaza de recurrir a instancias internacionales para denunciar el “hostigamiento” del que es víctima.
Ayer mandó a un grupo de senadores del PAN, encabezados por el coordinador Fernando Herrera, a la sede de la OEA en la Ciudad de México. Los azules entregaron al embajador Aníbal Enrique Quiñones una carta en la que piden al Organismo de Estados Americanos un pronunciamiento contra la “persecución política” de la que es objeto Anaya, por parte, dicen ellos, de Peña Nieto.
La apuesta es arriesgada, no sólo para los gobernadores del PAN, que se han mantenido al margen, sino para los dirigentes del Frente que se la jugaron con Anaya. Y es que perredistas y emecistas han sido arrastrados a una batalla legal que no es de ellos, pero que pueden facturarles.
Basta con ver la cara de Dante Delgado, dirigente de MC; Manuel Granados, presidente del PRD; o Ángel Ávila, secretario general del amarillo, para darnos cuenta que “pasan aceite” cada que tienen que aparecer con “el candidato incómodo”.
Buscamos al exconsejero presidente del INE, Luis Carlos Ugalde, director general de Integralia Consultores, para preguntarle quién gana y quién pierde en la batalla que Anaya libra con el Presidente y el PRI. Respondió:
“Pierde la PGR y el gobierno, pero no necesariamente gana Anaya. Tampoco pierde Meade, aunque es muy temprano para evaluar el impacto.
“En realidad, sabremos el efecto neto de las acusaciones contra el candidato del Frente una vez que la PGR presente las pruebas (si las hay) de los presuntos delitos, y cuando tengamos completo el paquete de acusaciones que, seguramente, se ampliarán sobre Anaya.”
El efecto que ya detecta Luis Carlos es el que comentamos arriba.
“El panista dobló su apuesta. Subió el nivel de la riña. Ahora es él directamente con el Presidente de la República. Su lucha es contra EPN, no contra Meade”, nos dijo, vía WhatsApp
Y más: “Quizá busca convertir a la elección en un referéndum alrededor de la gestión de Presidente, aprovechando su baja aprobación en temas de integridad y corrupción.
Anaya ya es el candidato radical y AMLO se ha corrido al centro con un mensaje de concordia, resumió.