Mario Vargas Llosa es mi escritor preferido. Sus libros me atrapan, me ilustran, me transportan, me hacen olvidar el tiempo.
Devoré títulos como La fiesta del Chivo, Travesuras de la niña mala, La guerra del fin del mundo, El paraíso en la otra esquina, Cinco esquinas. Confieso que Conversación en La Catedral me costó más trabajo.
Es uno de los grandes de la literatura latinoamericana.
El Nobel peruano, sin embargo, es provocador natural.
Ubicado políticamente a la derecha del fallecido Gabriel García Márquez, otro grande de Latinoamérica, sus declaraciones intencionadas pueden estar fuera de lugar y hasta resultar chocantes.
Fue lo que ocurrió ayer en Madrid al presentar su nueva novela: La llamada de la tribu (Alfaguara).
Nada más se aventó la puntada de declarar que sería un “suicidio democrático” que los mexicanos llevaran a la Presidencia de la República el “populismo” que representa AMLO.
“Hay una posibilidad, las encuestas dicen que grande, de que México retroceda de la democracia hacia una democracia populista, una democracia demagógica.
“¿Van a ser tan insensatos los mexicanos teniendo el ejemplo trágico, horrible, de Venezuela al frente, de votar por algo semejante?
“Mi esperanza es que haya suficiente lucidez en México como para saber a dónde conduce ese suicidio que es votar por el populismo, la demagogia, por recetas que están fracasadas en el mundo entero…”
“…Sería verdaderamente trágico para México, donde hay algunas cosas que andan mal, pero algunas que andan bastante bien. Hay que esperar que el populismo no gane”.
- No es la primera vez que Vargas Llosa jala los reflectores con declaraciones sobre México. En 1990, durante un encuentro de intelectuales organizado por Octavio Paz, provocó revuelo al calificar al viejo y hoy caduco régimen priista como “La dictadura perfecta”. Explicó su dicho por el hecho de que entonces era una democracia camuflada, cooptadora de intelectuales, con poco espacio para la crítica que pusiera en peligro la permanencia del partido único en el poder.
López Obrador no cayó en la provocación. En declaraciones formuladas en su gira por Chihuahua, se limitó a señalar que el Premio Nobel “es un buen escritor, pero un mal político”.
- Las acusaciones de lavado de dinero y sus posibles consecuencias sobre la candidatura presidencial de Ricardo Anaya son tema en conferencias, titulares de noticieros, primeras planas, reuniones a puerta cerrada, en discusiones de políticos de café.
Todo el mundo quiere opinar sobre si Ricardo podrá aparecer en la boleta electoral.
Unos dicen que la embestida del gobierno en contra del candidato presidencial de la coalición PAN-PRD-MC lo fortalecerá. “Lo van a victimizar”, aseveran.
Otros ya lo dan por muerto y hasta le buscan sustituto.
La verdad es que no hay contundencia en ninguna de las dos partes. Ni en las explicaciones del propio Anaya y sus voceros de que es “guerra sucia” del PRI-gobierno originada porque la campaña de Meade no levanta.
Pero tampoco en las acusaciones de que hay lavado de dinero en la compra, en diez millones de pesos, de una nave industrial en Querétaro; y la venta en 54 millones de esa misma nave, tres años después, en beneficio de Anaya.
Es cierto que el amparo solicitado por Manuel Barreiro, el cuestionado empresario queretano que se prestó a los movimientos irregulares que dieron lugar a las acusaciones de lavado de dinero en contra del panista alimenta el sospechosismo.
A Barreiro ya le levantaron el amparo. Un juez eliminó las restricciones para que la PGR investigue las cuentas del empresario al que vinculan con Anaya, quien ya analiza acudir a instancias internacionales por las acusaciones en su contra.
Ayer nos compartía un senador del PAN, que no es del llamado “Grupo Rebelde”, la versión de que los abogados de Barreiro ya manifestaron a las autoridades que su cliente está dispuesto a cooperar.
No hay duda de que la reputación de Anaya está manchada. Su honorabilidad está en entredicho. Pero todavía no tenemos claro el impacto real del escándalo de lavado en las preferencias electorales.
Anaya asegura, no podría ser de otra manera, que su candidatura no está en riesgo. Pero sabemos que en el PRD y el MC, que también lo postularon a la Presidencia de la República, hay incomodidad y preocupación por el tema.
- Los priistas no sueltan el tema. Van por el segundo lugar con la idea de jalar, a la hora buena, el voto útil, el de los que dicen “el que sea, menos López Obrador…”.
Meade va con todo. Aprovechó la celebración del 75 aniversario de la fundación de la CNOP para restregarle su honestidad a Ricardo.
“Lo que he trabajado explica lo que soy y lo que tengo. No me van a escuchar batallando para explicar operaciones inmobiliarias”, aseguró.
- Con Arturo Zamora, líder de la CNOP, platicamos al terminar de la citada celebración. ¿Tema? Ricardo Anaya.
“No podemos permitirnos que una persona que está sumamente cuestionada, que no ha podido dar una explicación objetiva, con documentos sólidos, sobre el origen de su fortuna, llegue a la Presidencia de la República.
“Yo pienso que el origen de su fortuna tiene dos fuentes: crimen organizado o corrupción”, puntualizó.
- Hugo Eric Flores, presidente del PES, nos aclaró los vínculos de su agrupación política con el exsecretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong.
Hay quien dice que el hidalguense es el verdadero patrón de esa agrupación política.
“No recibimos órdenes de Osorio. Sí reconocemos que en su papel de funcionario fue muy responsable con el PES. Hay una relación de amistad”, puntualizó.