Visita de Nuncio Apostólico a Aguililla no fue reto a delincuentes: Arzobispo de la Arquidiócesis de Morelia, Carlos Garfias Merlos
Morelia, Michoacán.- La visita del Nuncio Apostólico a Aguililla, no fue un reto a delincuentes, expresó el Arzobispo de la Arquidiócesis de Morelia, Carlos Garfias Merlos, luego de la gira que Franco Coppola, hiciera en la Diócesis de Apatzingán.
“No es un reto de la Iglesia a los miembros de las guerrillas, es un llamado a la paz que el mismo pueblo está clamando, es conocer la realidad de los pueblos que sufren a causa de la violencia, para que así, la Iglesia pueda proponer acciones y planes, que favorezcan la paz y la civilidad”.
Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de la Arquidiócesis de Morelia
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Fue los pasados 22 y 23 de abril que el Nuncio Apostólico (representante del Papa Francisco en México), Franco Coppola, visitó la Diócesis de Apatzingán, específicamente las comunidades de Aguililla y El Aguaje, en donde hace meses priva la violencia y la disputa de territorios por parte del crimen organizado.
“El mensaje de esta visita a la Diócesis de Apatzingán, en especial a Aguililla y El Aguaje, fue el de un acto de fe y amor hacia nuestros hermanos que sufren de violencia; fue un ejemplo heroico de lo que nos ha venido pidiendo el Papa Francisco, que salgamos a estar cerca de nuestra gente que nos necesita y que está deseosa de sentir consuelo y protección de Dios”.
Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de la Arquidiócesis de Morelia
En dichas comunidades, Franco Coppola ofreció una ceremonia eucarística en la que pidió por la paz en esa zona de la Tierra Caliente de Michoacán; y contrario a lo que algunas voces señalaban, no hubo muestras violentas durante su visita.
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Sin embargo, este sábado 24 de abril nuevamente amanecieron bloqueadas las vialidades que conducen a Aguililla, se presume, por parte de integrantes del crimen organizado.
Esa zona de Tierra Caliente, ha sido acechada por el crimen organizado desde ya varios años, pero se agudizó hace algunos meses cuando, cientos de familias salieron desplazadas y fue la Iglesia Católica, la que abrió un albergue en el municipio de Apatzingán, para que llegaran a refugiarse tanto de El Aguaje, como de Pinzándaro, en Parácuaro.
Recientemente, el gobernador michoacano, Silvano Aureoles Conejo, estuvo en Aguililla, donde los ciudadanos de esa zona le demandaron seguridad y poder transitar libremente por su comunidad; el gobernador no recibió de buena manera las demandas de los pobladores e incluso, aventó a uno de ellos que le reclamó seguridad para el lugar.