El sumo pontífice también lamentó que el “Príncipe de la Paz”, nazca en un mundo indiferente
El Vaticano.- En el mensaje de Navidad llamado “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo) que ofrece el Papa Francisco con motivo del nacimiento del Niño Dios, este domingo 25 de diciembre rezó por la conclusión de la guerra contra Ucrania, por el alto a los ataques contra Siria y por el rescate de prófugos, refugiados, marginados, huérfanos, ancianos y presos.
En su mensaje de Navidad, el sumo pontífice también lamentó que el “Príncipe de la Paz”, nazca en un mundo “enfermo de indiferencia, la horrible enfermedad que lo recibe, lo rechaza, lo ignora (…) Como muchas veces hacemos nosotros con los pobres”.
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Parte del mensaje que emitió el Papa Francisco esta mañana de Navidad, es el siguiente:
“Debemos constatar con dolor que mientras nos es dado el Príncipe de la Paz, vientos de guerra siguen soplando gélidos sobre la humanidad (…)
Jesucristo es también el camino de la paz, Él, con su encarnación, pasión, muerte y resurrección, abrió el paso de un mundo cerrado, oprimido por las tinieblas de la enemistad y de la guerra, a un mundo abierto, libre para vivir en la fraternidad y en la paz. ¡Sigamos esta senda!
Si queremos que sea Navidad el nacimiento de Jesús y de la paz, pongamos nuestra mirada sobre el Niño que ha nacido para nosotros y en ese rostro, reconozcamos el de todos los niños que en todas las partes del mundo anhelan la paz; que nuestra mirada se llene de los rostros de los hermanos y hermanas ucranianos que viven este nacimiento en la oscuridad, en el frío o lejos de las propias casas por culpa de la disfunción causada por causa de 10 meses de guerra.
El señor nos haga dispuestos a tener gestos concretos de solidaridad para ayudar a los que están viviendo y tienen el poder de callar las armas y poner un fin pronto a esta guerra insensata.
Por desgracia se prefiere escuchar otras razones dictadas de la lógica del mundo pero la voz del Niño ¿quién la escucha?
Pensamos en Siria todavía martirizada por un conflicto (…)
La guerra en Ucrania ha agravado la situación con comunidades en riesgo de carestía, cada guerra provoca hambre y aprovecha la misma comida como un arma.
En este día aprendiendo del príncipe de la paz, comprometámonos todos sobretodo quienes tienen responsabilidades políticas para que la comida sea solo un instrumento de paz.
Pensemos en las familias que son heridas en la vida y que en este tiempo tienen preocupación por falta de empleo y les falta comida para vivir.
No olvidemos a muchos prófugos y refugiados que tosan a las puertas de nuestros países que buscan calor y comida.
Marginados, huérfanos y ancianos. Encarcela dos que vemos solo por sus errores y no como seres humanos.”.