Morelia, Michoacán.- Una plática fluida y llena de compás, fue la que ofrecieron el grupo de cuerdas Wiener Kammer Symphonie y el pianista Álvaro Siviero en el Centro Cultural Universitarios como parte de los conciertos que ofrece el Festival de Música de Morelia.
El piano, los violines, la viola, el contrabajo y el violonchelo fueron los encargados de hablar con los asistentes quienes serios y callados expresaban aquellas palabras sin abrir su boca.
Sus rostros podían decir tristeza al escuchar la combinación de aquellos violines que sonaban tan agudos unidos al sonido de piano, expresando ese sentimiento de soledad, aquella que llega cuando un ser querido se ha ido o cuando se ha perdido un sueño anhelado.
El piano tal y como lo había dicho Álvaro Siviero, hablaba con una fluidez, como esas señoras que hablan en cualquier parte de esta ciudad, en el café, por la calle, en el coche rumbo a casa, pero esta plática expresaba un sentir más profundo un último suspiro, un último adiós.
Aquellos instrumentos cedieron ante la dulce voz del piano, como un joven calla para escuchar el consejo de aquella madre cándida que lo ayuda a superar la pérdida y le pide que se tranquilice, explicándole que todo estará bien.
Los cinco instrumentos volvieron a hablar, replicándole al público la falta de ese anhelo, la falta de aquella persona, la ausencia de aquel sueño, la soledad misma.
La charla entre los instrumentos se tornaba cada vez más amena, cómo cuando ha pasado el dolor y se pasa a un estado de felicidad, de aceptación, cuando ha llegado la decisión de seguir y olvidar lo sucedido.
El sonido fue interrumpido por los aplausos, aquella plática de sentimientos había llegado a su fin, todos terminaron de algún modo satisfecho, como cuando se habla una verdad o se expresa un sentimiento no dicho.
Todos los asistentes habían terminado de hablar cuando el aplauso acabo y la reverencia apareció, los músicos esta vez, no tuvieron la última palabra sino el público que los lleno de un “muchas gracias” extendido y de pie.