En el municipio de Morelia existe otro acueducto, pero escondido. Te contamos dónde se encuentra
Morelia, Michoacán.- El emblemático Acueducto del Centro Histórico de Morelia es mundialmente famoso; no obstante, al sur de la capital michoacana existe otro que es poco conocido, porque se encuentra algo escondido, enmarcando una cascada.
Del latín aquaeductus –aquae “de agua” y ductus “conducción”, se deriva el nombre que identifica a este tipo de construcciones hidráulicas monumentales, creadas durante el Imperio Romano con el fin de lograr el abastecimiento de las poblaciones que integraban su territorio, al conectar el contenido de manantiales situados a largas distancias, alcanzando incluso más de 50 kilómetros, de acuerdo con National Geographic.
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Desde entonces, son sistemas arquitectónicos constituidos por obras de captación, embalse y distribución, con canales y arquerías, que aún se utilizan para su propósito original, además de ser admirados por la belleza de su arquitectura.
Inaugurado el 11 de febrero de 1850 -según una placa localizada en lo alto de su portada-, el acueducto escondido está enclavado dentro de un predio denominado “Arcos de la Cascada”, en alusión a la caída de agua desde una altura aproximada a los 25 metros que se encuentra detrás del monumento de cantera rosa catalogado como histórico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Información del Gobierno de Michoacán indica que, el siete de enero de 2015, el terreno conformado por 4.65 hectáreas obtuvo la Certificación de Área Voluntaria para la Conservación, a causa de los servicios ambientales que ofrece: la protección de diversas especies de flora y fauna, a la vez que contribuye a regular la temperatura ambiental.
Por ejemplo, ahí existen plantas de parotilla o palo blanco (Albizia occidentalis Brandegee), palma o cícada (Dioon edule Lindl), y sirimo o cirimo (Tilia americana var.mexicana), las cuales están en peligro de extinción, clasificadas en la NOM-059-SEMARNAT-2010; asimismo, brinda refugio a aves de casi 100 especies diferentes, entre ellas el Gavilán de Cooper (Accipiter cooperii).
Así, es una reserva ecológica que también contiene vestigios arquitectónicos.
Para visitarla, se puede acceder a pie desde la avenida San José del Cerrito, frente a la entrada del fraccionamiento Real San Diego; esta vialidad es la que conecta al Libramiento, a la altura del panteón Gayosso, con la antigua carretera a Pátzcuaro, llegando al Centro de Readaptación para Menores (coloquialmente conocido como tutelar).
Sin embargo, es necesario caminar alrededor de medio kilómetro por un sendero poco visible, que discurre paralelamente al riachuelo existente, hasta divisar los Arcos de la Cascada.
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Antes de llegar a la arquería, hay que descender al afluente y atravesarlo, acción que requiere cierto grado de dificultad, debido a la inclinación de la bajada.
Aunque llamativo, es un espacio reducido y altamente contaminado, porque las aguas del salto son residuales y emiten un olor muy desagradable. Sólo en el canal que discurre sobre la arquería, es posible apreciar líquido diáfano.
En conclusión, es un buen destino para conocer, pero del que probablemente querrás irte pronto.