Donald Trump está en proceso de hacer las paces con los hombres de negocios a los que asaltó durante la campaña electoral con su retórica hiriente y agresiva. Uno de los más destacados fue el empresario mexicano Carlos Slim, considerado una de las mayores fortunas del planeta gracias a su imperio de telecomunicaciones. El presidente electo mantuvo una cena privada con el magnate el pasado sábado en el exclusivo club de golf Mar-a-Lago (Florida), según The Washington Post. La cena se interpreta como un gesto de aproximación a México, país al que demonizó durante la campaña.
En declaraciones al Post, Trump calificó la cita como una “cena encantadora con una magnífica persona”. Nada que ver con lo que dijo en sus mítines sobre el empresario mexicano, al que el entonces candidato republicano señaló como uno de los responsables de las informaciones sobre una sucesión de mujeres que estaban denunciándolo por abusos sexuales.
Trump apuntó entonces a Slim como una pieza central en una conspiración imaginaria que incluía a los periodistas, a poderes financieros globales y a Hillary Clinton, rival de Trump en las elecciones. Trump llegó a acusar a los reporteros del Times de “no ser periodistas, sino lobistas corporativos” que trabajan para los intereses de Slim y Clinton.
Slim fue muy crítico durante la campaña electoral con el tono de Trump hacia México y el NAFTA. Vaticinó que el gravamen del 35% a las importaciones mexicanas que blandió el magnate antes de su victoria “destrozaría” la economía estadounidense. El mexicano dudó jocosamente de que Trump fuera realmente a cumplir sus afrentas: “Como decimos en México, no es lo mismo ser cantinero que borracho”.
Slim llegó a liderar la lista de grandes fortunas de Forbes. Ahora el cuatro más rico del mundo con un patrimonio valorado en 50.000 millones de dólares. La cartera de activos del empresario incluye inversiones en compañías en EE UU, incluido el grupo editor del The New York Times, donde es el principal accionista individual. También es donante de la Fundación Clinton.
The Washington Post, que reveló el encuentro entre Trump y Slim, lo ve como una posible señal de “deshielo entre el presidente electo y la élite empresarial y política mexicana”. Los insultos a los inmigrantes mexicanos y la promesa de construir un muro en la frontera fueron uno de los pilares de la campaña de Trump.