Parece ser que finalmente la “diplomacia” de Donald Trump está consiguiendo lo que muchos consideraban algo casi inviable: la unidad de la clase política mexicana respecto a la política exterior. Y esto se debe al envío de tropas de la guardia nacional estadounidense a la frontera con México, para que las unidades de esta institución apoyen a la patrulla fronteriza con la detención de migrantes ilegales.
Todo ello tras el anuncio del presupuesto que el tan deseado muro de Donald Trump tendrá, específicamente se destinarán 1.6 mil millones de dólares para la construcción y reparación de infraestructura. Sin embargo el magnate señaló que esto era insuficiente y que el presupuesto que él procuraba era de casi 25 mil millones, por lo que muchos piensan que esta maniobra de enviar la guardia nacional a custodiar la frontera sur, se deben a que precisamente no obtuvo el dinero que necesitaba para el referido proyecto, mismo que fue una de sus principales propuestas de campaña.
Ante ello, los cuatro candidatos a la presidencia nacional para las elecciones de este año se pronunciaron en contra de la medida realizada por Trump, así mismo el senado mexicano por unanimidad expidió una declaración donde protestaba por la decisión tomada por el presidente de EUA, y posteriormente el propio presidente de México, Enrique Peña Nieto, publicó un video donde criticaba la postura de Trump, indicando que nadie estaba por encima de la soberanía mexicana y que en todo caso si el ejecutivo estadounidense estaba molesto con alguna institución que no aprobó de manera deseada sus planes financieros, que entonces actuara contra ella y no contra la nación mexicana.
Dentro del mencionado video Peña Nieto señaló las posturas de cada uno de los cuatro candidatos a la presidencia respecto a las críticas que cada uno realizó sobre las acciones de Trump, tratando con ello de enfatizar la idea de la “unidad nacional mexicana” frente a una agresión diplomática.
Si bien, varios políticos y académicos adversos a Peña aprobaron esta vez su acción, también otros indicaron que dichas declaraciones debieron ser realizadas con anterioridad, desde el momento en que Trump como presidente electo, continuó arremetiendo contra México y los mexicanos en sus declaraciones públicas.
Esta circunstancia se dio al mismo tiempo de la realización de una caravana de migrantes provenientes de Centroamérica, quienes también protestaban contra las políticas anti-migratorias de Trump.
Pero independientemente de si la crítica de Peña se realizó o no de manera oportuna, este momento de tensión internacional debe servir como una forma de reflexión acerca de la relación de migración que tiene México con EUA así como con los países de Centroamérica y el caribe.
Si bien la actitud de Trump es condenable, realmente el estado mexicano no se queda atrás en políticas de agresión contra migrantes provenientes de América Central y el Caribe; la postura mexicana respecto a la migración durante las últimas décadas, ha venido teniendo una actitud sumamente hipócrita debido a que aunque las autoridades de México piden respeto a los migrantes mexicanos en EUA, se trata de una manera inhumana y contraria al estado de Derecho al migrante proveniente de las Antillas y de las repúblicas del triángulo norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras), lo cual aún no parece haber cambiado, por el contrario pareciera ser que el Estado Mexicano cada vez es más agresivo contra la migración ilegal en su frontera sur.
Pero aún más importante que la reflexión sobre esta “hipocresía internacional” de parte de México, es el hecho de que debe de analizarse a detalle todo lo que realmente ha involucrado la migración hacia EUA por parte de los mexicanos y su vínculo con la actuación interna del Estado Mexicano.
Este vínculo se refiere a cómo la migración de mexicanos hacia territorio estadounidense hasta cierto punto ha servido como una “válvula de escape” para el Estado Mexicano, para evitar la posibilidad de un estallido social que pudiera afectar los intereses de la actual elite política que influencia de manera directa tanto la actuación como la existencia del propio Estado Mexicano.
México ha tenido desde hace casi 30 años una política de cierta sumisión ante los intereses internacionales de EUA, hay que recordar los diferentes momentos en lo que esto fue exhibido, cómo cuando México adoptó el modelo económico neoliberal por “recomendación y ejemplo” de EUA, modelo que continúa hasta hoy en día y que no ha producido los “beneficios” que alguna vez se señalaron, o incluso también cuando el gobierno mexicano de Fox presionó a Fidel Castro para evitar que se quedará más tiempo en la cumbre internacional que se realizó en Monterrey para que el líder cubano no estuviera presente cuando llegara el presidente de Estados Unidos, que en ese momento era George W. Bush, así como también el alejamiento fáctico con el resto de América Latina para mantener la “cercanía política-económica” con EUA, entre otros más.
Así mismo, aun con todo y patrulla fronteriza, miles de mexicanos conseguían pasar año con año de manera ilegal a la frontera sur de EUA, y aunque se registraron muchas detenciones y deportaciones por ello, la realidad es que la mayoría de los migrantes ilegales si han conseguido mantenerse en suelo estadounidense. Por lo tanto podría decirse que había un especie de “pacto no escrito” entre el gobierno estadounidense y el mexicano, en el que México se mantenía “servil” ante la política exterior estadounidense y EUA “permitía” hasta cierto punto el ingreso y estadía de mexicanos indocumentados en su territorio para que no fueran una “carga” para el gobierno mexicano. Todo esto claro, hasta antes de la llegada a la presidencia de Trump, que curiosamente ha sido el primer político de EUA en mucho tiempo que provocó ya una reacción directa y explicita de parte del Estado Mexicano contra sus políticas migratorias.
Resulta entonces muy curioso como “el plan migratorio” de Trump parece haber tocado ciertos límites en la política mexicana, y realmente todo apunta al hecho de que si el polémico magnate realmente empieza a realizar una política de deportación tal cual como la ha venido predicando desde que entró a la contienda presidencial, entonces la opción de “buscar el sueño americano” para la gente procedente de México, podría quedar muy limitada y al mismo tiempo eso generaría la posibilidad de incrementar la presión social sobre el Estado Mexicano y por supuesto con el gobierno en turno. Entonces es posible que el gobierno federal actualmente este preocupado por el hecho de que una de sus “válvulas de escape” se vea parcialmente bloqueada por la acciones de Trump y por ello finalmente haya decidido sumarse a la protesta en su contra.