Sí, ya sé qué hace más de una semana que este señor vino a nuestro país; y que todo mundo ha hablado de este tema y se ha quejado y desgarrado las vestiduras con todo lo que pasó. A Peña, nuestro presidente, le ha llovido sobre mojado con este tema también, pero yo realmente agradezco esta visita. Es una oportunidad única para darnos cuenta como sabemos indignarnos, pero no sabemos actuar; como sabemos enojarnos desde hoy por algo que va a ocurrir en el futuro, pero no nos enojamos por lo que pasó ayer o lo que pasa hoy, es más, ni siquiera nos preocupamos por ver qué pasa.

No voy a tratar si estuvo bien o mal que lo invitara, si fue políticamente o diplomáticamente correcto o no. Tampoco voy a analizar cada detalle de la visita ni de su discurso. Voy a tomar el mensaje general: Trump no quiere a los mexicanos (ni latinoamericanos) en su país y no le interesa ser un vecino buena onda con nosotros, nos ve como un problema y nos lo dice en la cara. Al tiempo, también nos advierte que, si insistimos en llegar a su país, se asegurará de que nos vaya bastante mal en el camino.

Estoy totalmente de acuerdo con el resto de los que han levantado la voz, de que el señor es un grosero y que merecemos más respeto como nación, y como individuos, del que él nos ha demostrado. Pero, ¿realmente hoy nuestros paisanos la tienen fácil para llegar a la tierra del sueño americano?, ¿hoy tratan bien y con respeto a los mexicanos que residen allá?, ¿hoy hay programas de migración o de obtención de ciudadanía amigables? Mi respuesta sería que no, y hoy Trump no es presidente, ni lo fue en los periodos pasados. Que la cosa se puede poner peor, sí; pero por qué no indignarnos y preocuparnos por lo que sí está pasando hoy.

Por qué en lugar de utilizar toda nuestra furia y fuerza mexicana o latina para desacreditar a un personaje, damos voz a los muchos que no la tienen y que se la juegan de todo a todo por llegar al otro lado, y que una vez llegando no tienen condiciones de vida óptimas; a esos que han logrado y desarrollado cosas maravillosas una vez estando en Estados Unidos. Y por qué no, incluso dar un pasito más, y buscar el cómo si se pudieran quedar en su tierra. Claro, es más fácil estallar contra Trump y hacerle memes y publicaciones de odio, eso requiere un grado de compromiso menor con nuestro México, eso no requiere que pongamos nuestro granito de arena para construir un mejor país.

O al menos, un mejor estado. En Michoacán, de cada 100 migrantes internacionales el destino de 98 es Estados Unidos de América, es uno de las cuatro entidades con el mayor porcentaje de población emigrante a ese país, según datos del Inegi al 2010. En la mayoría de los casos, todos tenemos un familiar, o al menos un conocido, que se fue al otro lado para poder vivir mejor, al margen de que este “vivir mejor” se logre cristalizar o no, allá están. Se fueron, dejando atrás familia, una historia, un arraigo, muchas veces arriesgando la vida. Se fueron, en otras ocasiones, buscando dejar atrás la pobreza, la violencia y el contexto social generado por la presencia del crimen organizado.

La situación económica de nuestro país vecino del norte, ha puesto el dedo acusador sobre los trabajadores migrantes en este país. Esos trabajos que antes nadie veía, nadie quería, ahora son visibles y peleados. Representamos más del 30 por ciento de los residentes nacidos en el exterior del país en cuestión, somos parte importante de la fuerza laboral. Así que no es casualidad que Trump nos haya escogido como sus villanos favoritos.

Protestemos, pero no sólo contra Trump. Protestemos contra esta indiferencia de gobierno, empresas y ciudadanos a no querer poner los cimientos para un mejor Michoacán, en el que todos podamos encontrar la oportunidad de desarrollarnos. Protestemos contra nuestra falsa comodidad.

Sigamos sintiendo ese coraje y esas ganas de defender a nuestros connacionales, sólo hagamos algo más que expresarlo en pláticas de café y redes sociales. Ataquemos el problema real y no una de sus manifestaciones. Busquemos caminos de participación ciudadana de mayor impacto que nos lleven a generar, desde distintas trincheras: salud, vivienda, educación, trabajo, justicia, etc., mejores condiciones de   vida para nuestros paisanos fuera o dentro de nuestro Michoacán.

Tupe a Trump de insultos, si te hace sentir bien y liberado, se vale. Pero después voltea y pon tu granito de arena para que podamos vivir mejor aquí o allá.


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