El tratado de libre comercio entre Mercosur y la UE promete abrir nuevas puertas y oportunidades para ambos bloques
“Concluimos las negociaciones para el acuerdo Unión Europea(UE)-Mercosur. Es el comienzo de una nueva historia. Ahora espero discutirlo con los países europeos”, anunció Angela Von der Leyen en X, acompañada de los presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Este anuncio marca el cierre de 25 años de negociaciones.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, destacó el esfuerzo de los negociadores que “trabajaron incansablemente durante muchos, muchos años en pro de un acuerdo ambicioso y balanceado. Y tuvieron éxito”, expresó con satisfacción.
“Es importantísimo que el mundo se nos abra”, comentó el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, destacando el acuerdo como “una oportunidad” más allá de lo comercial.
Brasil, bajo el liderazgo de Lula Da Silva, junto con Alemania y España, fueron claves para finalizar el texto del acuerdo antes de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y su política de aranceles.
Por otro lado, el presidente argentino, Javier Milei, criticó que el Mercosur, creado hace más de tres décadas, “terminó convirtiéndose en una prisión” para sus miembros.
Según los estatutos de la UE, la Comisión Europea es la responsable de negociar tratados comerciales, no los gobiernos nacionales.
Tratado de libre comercio Mercosur-UE
Francia e Italia, durante la visita de Von der Leyen a Montevideo, expresaron su preocupación por el texto acordado, anticipando que el proceso de ratificación enfrentará grandes desafíos, especialmente en lo que respecta a la protección del sector agropecuario europeo.
“Una traición”, así calificaron en Francia el acuerdo, desde el sindicato mayoritario de agricultores FNSEA-Jeunes agriculteurs (JA), acusando a Von der Leyen de “traicionar a los agricultores europeos”.
El presidente francés, Emmanuel Macron, y el gobierno italiano también se mostraron reticentes, destacando la necesidad de proteger la soberanía agrícola europea.
A pesar de las resistencias de algunos países como Polonia, Austria y los Países Bajos, naciones como España y Alemania apoyan firmemente el tratado.
Olaf Scholz, canciller alemán, enfatizó la importancia de no perder esta “oportunidad única” para ambos bloques.
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El acuerdo busca incrementar el comercio de productos como autos, maquinaria y medicinas desde Europa, y alimentos como soja y carne desde el Mercosur, en un contexto de creciente influencia china en la región.
Organizaciones como Greenpeace han criticado el acuerdo por los potenciales impactos negativos en el medio ambiente, como la deforestación de la Amazonia y la exacerbación de la crisis climática.
A pesar de los desafíos y controversias, el acuerdo representa un paso significativo en la creación de un mercado transatlántico de 700 millones de consumidores, con potencial para profundizar las relaciones y el intercambio comercial entre el Mercosur y la Unión Europea.