Conoce los peligros y las mejores estrategias de manejo de los trastornos alimentarios.
Ciudad de México.-Los trastornos alimentarios, incluyendo la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y los atracones, son condiciones que comprometen seriamente tanto la salud mental como física de los individuos.
Estas patologías se relacionan con trastornos psicológicos como la depresión, la ansiedad, el trastorno límite de la personalidad y el obsesivo-compulsivo; su detección y tratamiento tempranos son cruciales para una recuperación exitosa.
En la Ciudad de México, especialistas del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” advierten sobre la prevalencia de estos trastornos, que no discriminan por nivel educativo y pueden surgir desde la adolescencia.
Se estima que un porcentaje significativo de la población mexicana sufre de anorexia y bulimia nerviosa, mientras que un porcentaje mayor experimenta trastornos por atracón.
Los riesgos asociados a estos desórdenes alimenticios son numerosos e incluyen intentos de suicidio, depresión, ansiedad, desnutrición y problemas gastrointestinales, así como daños a nivel renal y cardíaco. La anorexia nerviosa se manifiesta a través de una percepción distorsionada del cuerpo y un temor extremo a ganar peso, llevando a la persona a restringir la ingesta de alimentos y a ejercitarse de forma excesiva.
Por su parte, la bulimia nerviosa se caracteriza por ciclos de ingesta compulsiva seguidos de comportamientos purgativos para evitar el aumento de peso, mientras que el trastorno por atracón implica el consumo de grandes cantidades de comida sin conductas compensatorias posteriores.
Estos desórdenes a menudo coexisten con otros problemas psiquiátricos, y suelen presentar su pico de incidencia entre la segunda y tercera década de vida, afectando desproporcionadamente a las mujeres. Las secuelas físicas pueden ser graves, incluyendo problemas dentales, gastrointestinales, electrolíticos y cardíacos, así como desnutrición crónica en el caso de la anorexia nerviosa.
El manejo de estos trastornos es complejo y requiere un enfoque interdisciplinario, especialmente cuando se presentan comorbilidades. Una intervención temprana puede ser decisiva para el éxito del tratamiento y la recuperación total del paciente, enfatizan los especialistas.