Morelia, Michoacán.- Todos los niños del mundo tenemos sueños, no solo los que están bien o no solo los que estamos enfermos, todos somos niños y todos queremos vivir nuestra niñez aunque a veces no se puede por las limitaciones de nuestra enfermedad, no es que no queramos, es que no tenemos la fuerza para salir a jugar. Pero siempre debemos estar felices y agradecer a Diosito que estamos aquí.
Así lo expresó Leonardo quien tiene 10 años de edad y desde hace dos años está en tratamiento para superar la leucemia linfoblástica, que a pesar de que le ha complicaciones a lo largo de este tiempo, también lo ha formado como un pequeño que valora la vida como pocos de su edad y que está consciente de que es un cáncer que se puede superar y él, está listo para salir adelante.
“Hoy me siento más fuerte. De mi enfermedad lo más difícil de sobrellevar son los piquetes (inyecciones), me ponen muchos a veces, en las manos. Se siente como un piquete de avispa y cuando lo hacen, tengo que estar de tres a seis horas con el suero, en un sillón. Pero ya cuando pasa me siento mejor. Mi tratamiento lo tomo cada ocho días”, detalló el niño.
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Este sábado Leonardo fue uno de los pequeños que recibieron su navidad adelantada gracias a la fundación “Cumpliendo un Sueño”, es paciente del Hospital Infantil “Eva Sámano de López Mateos” y desde que llegó al lugar donde fue el festejo, se colocó tranquilo en una silla para observar el espectáculo que niños de un Cadi y un payaso “muy payaso” les tenían preparado.
Leonardo va con su madre, su hermanito de dos años tuvo que quedarse en casa y su papá trabajó. Estuvo atento y divertido durante el show, recibió una naricita roja, un baló, carritos y una pista de coches, una bota de dulces, un libro para iluminar, un refresco y un plato de pozole que disfruta lentamente “está muy rico el pozole”, dice.
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El pequeño de 10 años está a la espera de terminar su tratamiento y con mucha expectativa para su vida futura, por ahora no piensa en lo que hará cuando sea mayor, se concentra en lo que tiene ahora, sus responsabilidades como niño y sus derechos y libertades. Con orgullo levanta la mirada hacia su madre y expresa cuánto quiere a sus papás, quienes han estado cada momento a su lado.
Agacha la vista, deja a un lado su plato de pozole y se levanta. Saca de la bolsa de regalo sus caja de carritos y posa para una fotografía, sonríe y mientras guarda sus juguetes dice: “Es lo que te digo, todos somos niños, todos tenemos sueños”. Y se sienta a seguir disfrutando del festejo de navidad adelantado.