La subordinación de México ante los Estados Unidos, estimuló la caída precipitada de nuestra moneda frente al dólar, ésto continuará mientras dure el proceso electoral del vecino del norte. Hay una especie de crisis nerviosa debido a una dependencia emocional, política y económica frente a ellos. De manera inédita tenemos un conocimiento vasto de los contendientes a la Casa Blanca, pareciera que vamos a ir a votar el 8 de noviembre. Tal situación llama la atención en una sociedad que se autodefine como apolítica. Incluso la identidad nacional es cuestionada y no es extraño oír expresiones a favor de que los estadounidenses nos anexen. Es lamentable no responsabilizar de la pérdida de identidad a los tecnócratas que gobiernan desde 1982.
En este contexto, la carrera presidencial entre Donald Trump y Hillary Clinton se ha cerrado, hay un pequeño margen de diferencia de apenas el .09%, a favor de la demócrata quien se mantiene con una proyección de 272 votos electorales (de los 270 necesarios para ganar), contra 215 de su oponente. Sin embargo, ha sido un mes negro para ella, el desmayo del pasado 11 de septiembre derivado de su neumonía, se agravó por la falta de transparencia al informar a los electores. Además preocupa su incapacidad para despertar el entusiasmo en los jóvenes quienes no se sienten identificados con su propuesta.
Del otro lado, el republicano sigue avanzado, más allá que tenga posibilidad de ganar o no, los efectos de sus discursos racistas traerán consecuencias que durarán mucho tiempo al quedar envenenado el ambiente. Su alocución es persuasiva cuya lógica pragmática informal se enfoca en provocar miedo, al afirmar que “el sueño americano” (el símbolo del imperio) ha muerto. Buscó y halló la empatía en amplios sectores de los anglosajones y protestantes que defienden la supremacía WASP, acrónimo inglés de blanco, un fenómeno que se ha exacerbado hasta el grado de producir personajes como éste. Ellos se sienten amenazados ante la migración masiva de mexicanos, centroamericanos, árabes y la recesión económica de su país.
Ahora bien, los atentados del 17 de septiembre en Nueva York obligaron a ambos candidatos a enfrentarse en el terreno de la seguridad nacional y la lucha contra el terrorismo. Trump insistió en la necesidad de establecer controles más rigurosos que incluyan el “racial profiling”, es decir, el monitoreo por cuestiones de raza. Consideró que bajo la presidencia de Barack Obama aumentaron los ataques terroristas. A su vez, Clinton reconoció la necesidad de endurecer las medidas de control contra personas que representen un riesgo pero sin socavar los valores del pluralismo, la tolerancia y la diversidad en EU:
Por lo pronto, Ahmad Khan Rahami, un hombre de 28 años de origen afgano y con pasaporte estadounidense, fue detenido por las fuerzas del orden después de un tiroteo en la ciudad de Linden, en el estado de Nueva Jersey. La policía de Nueva York cree que es el personaje que aparece en videos grabados por cámaras de seguridad en la calle 23 de Manhattan, donde estalló un artefacto que hirió a casi una treintena de personas, y en la calle 27, donde poco después se localizó otro explosivo que no llegó a detonar. Las autoridades en Nueva Jersey también creen que puede estar vinculado con la explosión de un artefacto localizado esa misma mañana en la localidad de Seaside Park, antes del inicio de una carrera solidaria. Será acusado de usar armas de destrucción masiva.
En la recta final del proceso electoral cualquiera de los candidatos estadounidenses pueden llevarse el triunfo. México perderá con cualquiera de las dos opciones, es hora de pensar en reconstruir el país que deseamos.
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