César Yáñez Centeno inició su carrera política cargando el portafolio del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, luego hizo lo mismo conPorfirio Muñoz Ledo y Andrés Manuel López Obrador, éste último lo convirtió en su vocero. Sin embargo, en realidad es un cancerbero que decide quien se acerca o no a AMLO. Muchos comunicólogos se han quejado de haber recibido agravios y malos modos. Lo grave es que no ha desarrollado una propuesta de comunicación con el objetivo de contrarrestar las campañas negras que han dañado el perfil de su jefe.
En el 2006 recuerdo haber visto en acción a Yáñez Centeno en Uruapan, Michoacán, era un acto masivo de campaña presidencial de López Obrador. El grupo de seguridad del candidato golpeó a varios periodistas que intentaban hacer su labor, los afectados acusaron al vocero de haber dado la orden. Al día siguiente los diarios de esa localidad denunciaron: “Los gorilas de AMLO maltratan a la prensa”, no hubo quien los desmintiera, en el círculo interno no le dieron la menor importancia al hecho, había un cierto desprecio hacia los comunicólogos. Seis años después al vocero del tabasqueño se le vio disminuido en los actos de campaña.
En este contexto, actualmente Yáñez Centeno es protagonista de una noticia que apareció en primera plana el pasado el 24 de octubre, se le acusa de usar sus influencias con los equipos del secretario general de Gobierno y del fiscal general de Puebla, Diódoro Carrasco Altamirano y Víctor Carrancá Bourget, en un intento de liberar a su pareja sentimental, Dulce María Silva Hernández, detenida el 10 de marzo, por el delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita. Fue acusada de aportar 30 millones de pesos a una empresa presuntamente fraudulenta. En el escándalo se menciona el nombre del senador Manuel Bartlett Díaz y se da a entender que López Obrador estuvo al tanto.
El secretario de Comunicación, Prensa y Propaganda del Comité Ejecutivo Nacional de Morena denunció que se trata de un complot en contra de él. ¿Dónde habrá aprendido esto? Acusó que hay intereses políticos y económicos, desde su punto de vista, el fondo del asunto es que a su novia la quieren despojar de un terreno de 4 mil metros cuadrados que se ubica frente al centro comercial Angelópolis. Negó haber usado sus influencias con funcionarios del gobierno poblano.
Otras voces de Morena han puntualizado que esta situación es una cuestión personal, protegiendo así a López Obrador. ¿Será una señal de que están contadas las horas para Yáñez Centeno? Quizá, aunque su mejor virtud no es la eficiencia en el trabajo sino ser amigo del político tabasqueño.
Queda claro, en la izquierda mexicana se fomenta y premia la lealtad incondicional más que la capacidad profesional e intelectual. A esto se debe sumar que no se le da importancia a la formación de nuevos cuadros de periodistas. Además los órganos de información que han impulsado son malos, carecen de una estructura profesional que les impide competir. No se destinan recursos suficientes a esta aérea, más bien, estos se destinan en la renta de equipos que se usan en los mítines y en el alquiler de camiones para movilizar simpatizantes.
En este sentido, no hay propuestas que permitan crear una política de comunicación y coadyuve a democratizar este sector. La relación con los medios se limita a fomentar vicios como ofrecer chayotes, los cuales terminan revirtiéndose cuando se pierde el poder: La necedad reina entre ellos cuando se insiste en mandar comunicados que nunca se publican. Quizá lo peor es que los individuos que están a cargo de la comunicación actúan como empleados en vez de convertirse en actores que puedan generar el cambio.
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