El México prehispánico heredó una larga lista de invaluables tradiciones, algunas de ellas aún muy presentes en nuestros días. Tal es el caso del milenario temazcal, un baño de vapor indígena que renueva y revitaliza el espíritu.
Los temazcales han sido usados en distintas partes y culturas del mundo. En México, para las culturas mesoamericanas el temazcal ha tenido una importancia especial, ya que involucra motivos religiosos, rituales y de sanación. Antiguamente lo hacían tanto las mujeres a punto de dar a luz, los guerreros y sacerdotes, como parte de un ritual de preparación para un gran momento o batalla por librar.
Este baño ritual indígena se realiza con vapor de agua de hierbas aromáticas y medicinales, que emerge de piedras de origen volcánico previamente calentadas al rojo vivo, situadas al centro de una pequeña construcción de materiales rústicos como lodo, piedra, hojas y madera de árboles de la región. Es un lugar muy cálido en el que un guía, a través de cantos y rezos, lleva a los participantes a un contacto consigo mismos y con los elementos fundamentales de la naturaleza.
Según la tradición náhuatl, el temazcal representa el vientre de la madre Tierra que permite la purificación del cuerpo y la renovación interior, para así sanarse en el plano físico, emocional, mental y espiritual.
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