El tuit que sigue lo escribió AMLO el 13 de mayo del 2017, a las 19:54 pm. Contiene una cita de Napoleón Bonaparte: “Si el crimen y los delitos crecen, es evidencia de que la miseria va en aumento y que la sociedad está mal gobernada”.
¿Aplica a lo que ocurre hoy?
Las estadísticas de los primeros meses de gobierno de la 4T dirían que sí. En los primeros tres meses del 2019 fueron asesinadas 8 mil 493 personas en México.
La macabra cifra del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública representa un incremento del 9.6% que en el mismo periodo de 2018. De acuerdo con la organización Semáforo Delictivo también se incrementó, en el primer trimestre, la extorsión, 47%; el secuestro, 45%; el narcomenudeo, 14%.
Sabemos, sin embargo, que la violencia que enluta al país y el miedo que sienten los mexicanos por la inseguridad que existe no empezaron con AMLO.
Los saldos de los gobiernos de Calderón y de Peña son malísimos en el tema de seguridad: 235 mil muertos. Una cifra de país en guerra.
La objeción son los criterios que hoy se aplican a conveniencia. Los muertos de Calderón eran los muertos de Calderón. Los muertos de Peña son los de Peña, pero los muertos de López Obrador son los del PRIAN y del “cochinero” que dejaron. Y cuidado con decir lo contario, porque pasas a las filas de los fifís, los conservadores, los hipócritas.
Fue el milagro de la calle General Prim. Ocurrió en el despacho particular de Ricardo Monreal. El coordinador de la bancada de Morena fungió como “amigable componedor” entre dos, hasta ayer irreconciliables. Hablamos de Miguel Barbosa y Alejandro Armenta, quienes contendieron por la candidatura de Morena al gobierno de Puebla. La reunión, celebrada la mañana de ayer, la pidió Barbosa
desde el lunes de Semana Santa. Se cocinó durante nueve días. Ambos
querían un lugar neutral y no oficial. Por eso eligieron el despacho del
zacatecano. La actitud de los adversarios fue buena: dejaron de lado
resabios y se mostraron dispuestos a “construir juntos
con madurez”.
Nos aseguran también que “no se habló de cuotas, ni de entregas de parcelas de poder”. Pero sí de integrar a los dos equipos en un mismo esfuerzo.
De Fernando Manzanilla, secretario de Gobierno en Puebla, quien ha sido la manzana de la discordia, sí se habló. Armenta no lo traga. Está convencido de que trae cálculos no confesados relacionados con la enfermedad de Barbosa. Pero la exclusión de Manzanilla de un hipotético gobierno del morenista no fue condición para sumar esfuerzos.
A destacar que el candidato guinda al gobierno de Puebla mostró “actitud” para resolver las diferencias.
De Armenta podemos decir que en este espacio manifestó su disposición al diálogo desde antes de Semana Santa. “Que Barbosa diga hora y lugar”, manifestó.
Buscamos a Monreal para que nos contara lo que dijo a sus interlocutores durante el cónclave:
“Les hice ver que la oposición real se organiza contra el gobierno y
que es lamentable que mientras ellos se fortalecían, Morena se
dinamitara con discusiones internas.
El Presidente necesita de respaldo unánime”, dijo.
Algo raro pasa en el juicio, en Chihuahua, de Alejandro Gutiérrez, exsecretario adjunto del PRI, acusado de presunto peculado por un millón 700 mil pesos
Ni el lunes, ni el martes se presentaron los testigos de la Fiscalía del estado y ésta se desistió de 6 testigos y pruebas documentales.
¿Será porque no tienen sustento las acusaciones por las que fue detenido hace año y medio? Es pregunta.
Al Fiscal del estado, César Peniche, se le ocurrió decir que la ausencia de los testigos “posiblemente sea una estrategia de la defensa”. No, pues, sí.