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Portugal.- Resulta que el sexo después de los 50 años sí es importante. Esa fue la resolución del Tribunal Europeo de Derechos Humanos cuando rechazó una decisión tomada por jueces portugueses que redujeron los daños causados a una mujer que quedó incapacitada para tener relaciones sexuales después de una cirugía mal realizada, en la cual los médicos dañaron uno de sus nervios.

La operación —efectuada en 1995, cuando tenía 50 años— tuvo lugar a “una edad en la que el sexo no es tan importante como durante los años previos”, decidieron los jueces en 2014. En ese entonces, la sentencia suscitó acusaciones de discriminación por sexo y edad.

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La mujer, Maria Ivone Carvalho Pinto de Sousa Morais, ahora de 72 años, apeló la sentencia y presentó el asunto ante el tribunal europeo con sede en Estrasburgo, Francia. Recientemente esa corte emitió una resolución de 5 a 2 a su favor.

“La cuestión aquí no son las consideraciones de la edad o el sexo por sí mismas, sino el supuesto de que la sexualidad no es tan importante para una mujer de 50 años y madre de dos que para alguien más joven”, según la decisión de la mayoría. “Ese postulado refleja la idea tradicional de la sexualidad femenina como algo esencialmente vinculado a propósitos reproductivos y por lo tanto ignora su importancia física y psicológica para la realización de las mujeres como personas”.

El abogado de Morais, Vitor Manuel Parente Ribeiro, elogió la nueva sentencia. “Se trata del reconocimiento internacional a una injusticia personal”, dijo en una entrevista telefónica. “Es una mujer muy debilitada físicamente y siente que la injusticia que sufrió en Portugal se ha atenuado”.

En octubre de 2013, una corte ordenó al hospital pagar 80.000 euros a Morais (cerca de 93.000 dólares) como compensación por su sufrimiento físico y mental, y cerca de 16.000 euros para una empleada doméstica que la ayuda con sus tareas diarias.

En octubre de 2014, la Corte Suprema Administrativa de Portugal redujo la compensación un tercio aduciendo, entre otras cosas, que “probablemente solo necesite cuidar a su esposo”, porque sus hijos ya eran grandes.

El gobierno portugués reconoció que hubo un “uso desafortunado de términos”, pero señaló que la sentencia debía mantenerse. La corte europea no estuvo de acuerdo y sentenció que “el sexo y la edad de la mujer al parecer fueron factores decisivos” en la sentencia emitida en Portugal.