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Morelia, Michoacán.- La regidora de Morelia, Kathia Elena Ortiz Ávila, señaló que sería un grave error autorizar más ampliaciones presupuestales para el Programa Anual de Inversión (PAI) 2017, ya que ni si quiera se han culminado las obras para las que se autorizó en un principio,pues aseveró que lo presentado en la cuenta pública del segundo trimestre no es acorde a la realidad de las obras.

En ese sentido, la regidora de carácter independiente, reconoció diversos errores que el cabildo ha tenido, entre los que destacó el aprobar obras sin que si quiera hubiera una planeación ni proyecto real de las mismas, caso específico “la banqueta”, del Parque Lineal en el río chiquito, mismo que lleva aproximadamente un año de retraso en su culminación.

De igual forma, Ortiz Ávila, manifestó que otro de los errores cometidos es haber aprobado tres millones de pesos para una patente de bacheo, sin embargo en la actualidad vemos la ciudad de Morelia llena de baches por todas las calles, lo que asegura, no hubo tal campaña de bacheo.

Kathia Elena Ortiz, también se proclamó en contra de los gastos excesivos que hizo el presidente de Morelia, Alfonso Martínez Alcázar, en espectaculares, spots en radio y televisión para su segundo informe de gobierno, mismos que calificó incluso de actos anticipados de campaña.

De igual forma, Ortiz Ávila, destacó que otra de las cosas “raras” en esta administración es la creación de nuevas constructoras al inicio de este gobierno independiente, constructoras que son de familiares o amigos de algunos funcionarios municipales.

La regidora moreliana, añadió que otro de los problemas de la actual administración es que hay obras que se pagaron y no están concluidas, otras que se concluyeron y aún no están pagadas, además de que hay otras construcciones en las que las autoridades mienten respecto a los metros que son y por supuesto, respecto a la calidad de la misma.

De igual forma, Kathia Elena Ortiz, señaló que la mayoría de las obras que ejerce el gobierno municipal no se licitan, esto debido a que se estipuló erróneamente al principio de la administración, que el tope para no licitar era que la obra no debería costar arriba de los 10 millones de pesos.