Francisco Lemus | Twitter: @PacoJLemus
Cuatro meses han pasado desde el arranque de la cuarentena y hay poca claridad acerca del futuro que nos depara, al menos aquí en México. Con más de 40 mil muertos a causa del Covid-19, México está lejos de poder cantar victoria; si bien no todo puede ser responsabilidad del mal manejo del gobierno, éste tampoco tiene mucho de qué presumir.
México es el décimo país con mayor población en el mundo, rebasando los 127 millones de habitantes, sin embargo, es en este momento el cuarto país con mayores decesos a causa del Covid-19, por simple comparación de posiciones, la situación no es en absoluto favorable.
Ahora si se consideran las tasas de mortalidad las cosas pudieran parecer aún peor, pues México registra una de las tasas más altas del mundo, ya que hasta el martes 21 de julio había 356 mil casos confirmados, de los cuales derivaron 40 mil 400 muertes, esto significa que de cada 100 enfermos, perecen 11.3; mientras que a nivel mundial el número promedio es de 4.12.
Esta tasa es sobrado motivo para alarmarse, ya sea porque 1) México está teniendo muy malos resultados a la hora de tratar a sus enfermos, o 2) porque está haciendo muy pocas pruebas y en realidad hay un número mucho mayor de infectados, seguramente asintomáticos, que andan por ahí poniendo en riesgo a más personas.
El segundo es el escenario más factible, pues México con sus 356 mil infectados confirmados tiene menos que los 362 mil de Perú (que tiene apenas 32.8 millones de habitantes), sin embargo, Perú ha registrado 13 mil 5779 muertes; muy pocas en comparación con México.
¿Qué factores pueden explicar la situación que México enfrenta hoy? Tal vez su gran apertura económica y la cercanía geográfica con Estados Unidos sean dos de los factores que ayuden a poner luz sobre la tragedia. El gobierno mexicano, como muchos otros, se ha dedicado a gestionar la crisis, jugando entre los riesgos económicos y a la salud pública.
En definitiva hay movimientos económicos sin los cuales el país se vendrían abajo, pero mantenerlos funcionando implica costos, en este caso el costo ha sido en vidas humanas. Valdría la pena preguntar quién está dispuesto a sacrificar la vida de un familiar o la suya misma por mantener las operaciones económicas del país.
De la historia aprendimos que en épocas de barbarie había sacrificios humanos, los cuales hoy nos parecen injustificables, y nuestra civilidad nos imposibilitan llevarlos a cabo de nuevo; pero en la realidad todo el tiempo se están sacrificando vidas, sobre todo ante el altar de la economía, sólo que al no tener que jalar el gatillo nos podemos sentir libres de culpa.
Esto se ha recrudecido en tiempo de Pandemia, México ha sacrificado más de 40 mil vidas, no importa qué futuro tuvieran por delante, bajo los estándares de lo que es ser “civilizado” eso debería ser imperdonable. Lo que sí podemos cuestionarnos hoy, es ¿para beneficio de quién serán esos sacrificios?
¿Acaso los grandes ganadores de los miles de muertos serán los grandes empresarios nacionales o internacionales? O es que ya replantearemos las condiciones económicas en que vivimos, y que sin importar los colores de los gobiernos, éstos acaban por convertirse en servidores de dicho sistema cuyo principal producto es la miseria y la muerte.
PD. Agradezco mucho la invitación a sumarme a este espacio en Contramuro, espero que sea un apoyo efectivo para cuestionar nuestra actualidad económica, política y social.