¿Por qué impresiona el reciente hallazgo de un Chac Mool durante las excavaciones de una obra en Pátzcuaro, Michoacán? Entérate
Pátzcuaro, Michoacán.- El notable y reciente descubrimiento de un Chac Mool en medio de las excavaciones donde se situará el nuevo mercado de Pátzcuaro, en el estado de Michoacán, está causando gran revuelo. Pero, ¿quién o qué es esta escultura prehispánica? Aquí te contamos.
El inesperado hallazgo, que ocurrió apenas el pasado 30 de agosto, derivó en la recuperación de la pieza basáltica por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), al despertar el interés científico por emprender exploraciones en las zonas inmediatas, con el fin de buscar más indicios arqueológicos y valorar a profundidad el estado de conservación que presenta.
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El principal motivo de la agitación, argumentó el arqueólogo adscrito al Centro INAH Michoacán, José Luis Punzo Díaz, es que se trata de la primera representación encontrada en el contexto patzcuarense, aunado a que sus dimensiones resultan inusuales en el Occidente de México: pesa 200 kilos y mide 90 centímetros de largo por 80 de alto.
Hasta este momento, el personal encargado de la investigación sigue sin localizar otros materiales precolombinos asociados a la efigie en el mismo espacio, por lo cual cree que fue removida de un emplazamiento original y cercano.
Así, revelaciones de tal magnitud refuerzan las teorías que relacionan a las culturas del Altiplano Central del país con la de la península yucateca.
Este tipo de piezas escultóricas son frecuentes en toda Mesoamérica y fechadas en el periodo Posclásico (900-1521 d.C.).
La primera fue localizada en 1875 por el francés Augustus Le Plongeon, en Chichén Itzá, Yucatán, quien le asignó el nombre de Chac Mool, que en maya significa “tigre rojo”, aunque no tiene relación con la función que se les atribuye.
Varios ejemplares han sido localizados ahí mismo y en Tula, Hidalgo, así como Veracruz y en el antiguo Templo Mayor mexica de Tenochtitlan, ubicado en la Ciudad de México, entre otros sitios.
Mientras que en Michoacán, a la fecha se cuentan cinco, entre ellos, el protagonista de esta nota, vinculado al Posclásico Tardío (1350-1521 d.C.).
Cuatro más fueron extraídos de Ihuatzio, comunidad indígena de la región purépecha, los cuales actualmente están expuestos en distintos recintos: el primero, encontrado a fines del siglo XIX, lo adquirió el etnólogo noruego Carl Lumholtz y hoy se exhibe en el Museo Americano de Historia Natural de la ciudad estadounidense de Nueva York; dos, excavados en 1908, se sitúan en el Museo Nacional de Antropología (MNA) y el Museo Regional Michoacano, donde también está otro ubicado en 1938 por Alfonso Caso y Jorge Acosta.
Adicionalmente, los acervos del MNA resguardan una figura cuya cédula reporta que también proviene de Pátzcuaro, pero de la cual se desconoce el origen real.
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Los Chac Mool son esculturas prehispánicas que representan figuras humanas recostadas, apoyadas sobre los codos y con las espaldas despegadas del piso, las piernas flexionadas y las manos sobre el vientre, en las cuales, a veces portan recipientes; asimismo sus caras miran hacia uno de sus costados, erguidas las cabezas. Los atavíos que lucen son variables.
De acuerdo con el investigador Punzo Díaz, eran mesas rituales en tiempos precolombinos y se ha especulado que se usaban en ceremonias de sacrificio y ofrenda de corazones extirpados.
Con información del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la revista Arqueología Mexicana.