En la columna anterior, hablamos de una cuarta herramienta para hacer más efectivos y persuasivos los discursos de un orador: dejar de lado el ego.
Dejar de lado el ego es muy importante, porque conectas de manera simple con el público; la clave está, en ser auténtico y no ser o parecer un fanfarrón.
Pero hoy les quiero compartir una quinta herramienta para hacer más efectiva su oratoria y más persuasivos sus discursos: “contar historias”.
Al cerebro humano le fascinan las historias, los cuentos, las narraciones, las anécdotas, ¿por qué? porque está comprobado por la neurociencia, que el cerebro se conecta más al inicio de algo que se le comunica, por la expectativa que puede generar una historia, y se vuelve a reconectar con fuerza al final de lo que se le comunica, por la intriga que le da conocer el final de esa historia.
Una de las claves para contar buenas historias es ser auténtico, no ser falso, porque la gente lo sabrá detectar.
Y además consideren lo siguiente: el inicio y el final de su discurso, son el mejor momento para narrar una historia, aunque también en la parte central se pueden utilizar historias para ilustrar una idea. Solo asegúrense de que esté relacionada con las ideas principales o el mensaje rector que desean comunicar.
Desde luego, no es recomendable platicar una anécdota, historia o un cuento que no venga al caso con el discurso.
Por último, pueden asegurar un gran inicio de su discurso si combinan el humor, la autocrítica y la idea principal y si lo hacen respecto a su persona o a su gente más cercana, mucho mejor, solo eviten el yo-yo. Si lo logran, con seguridad generarán más empatía con su público, su mente se abrirá, estarán con el deseo de escucharlos y su comunicación será más persuasiva.