Los pueblos originarios sólo son volteados a ver en épocas electorales, Michoacán cuenta con una riqueza cultural y étnica inigualable, sus pueblos originarios están conformados por los Nahua de la costa; Mazahua y Otomí de la región oriente; Pirinda o Matlatzinca de la tierra caliente, así como, las regiones Lacustre, Cañada y Ciénega del pueblo P’urhépecha.
Durante muchos años este sector ha sido el más vulnerado e ignorado, han sido carne de cañón en épocas electorales. ¿Quién no ha visto a un candidato vestido con algún atuendo indígena o abrazando y besando a uno de los niños, en alguna gira de trabajo en las comunidades?
Han emanado diferentes figuras políticas de comunidades indígenas, muchos de ellos al llegar al poder se olvidan por completo de regresar a su raíz, otros se ven deslumbrados entre las excéntricas mieles del poder y buscan sacar todo el provecho posible para su beneficio personal, mientras se avergüenzan erróneamente de sus orígenes indígenas, inclusive cambian de residencia para evitar que sean cuestionados.
También están los que buscan seguir de vividores dentro de la político a costillas de nuestra gente, esos que se autodenominan “Líderes Indígenas”, que de líderes no tienen nada.
O que tal aquellos que causan efervescencia y conflictos dentro de las comunidades y que solo buscan sacar beneficios al nombrarse los “Salvadores” de las situaciones.
Pero que decir de esos políticos que llegan mostrando un supuesto interés por conocer los usos y costumbres, por convivir o compartir el plato. No esta mal, lo malo es hacerlo únicamente por los tiempos electorales.
Es bien sabido que durante años las comunidades son olvidadas, pero meses antes de la llegada de las contiendas electorales sorpresivamente son el foco de atención de los múltiples candidatos que buscan votos.
Una de las técnicas más comunes es buscar los votos en base al hambre de los comuneros, el ofrecerles desde despensas, comidas gratuitas, dinero por asistir a eventos masivos o inclusive el viajes con una torta y el refresco.
Es lamentable que lejos de buscar convencer con buenas propuestas de desarrollo a las comunidades, con trabajo real en campo, con un interés verdadero por sacar adelante a nuestros pueblos, se sigan utilizando las mismas artimañas que los han sometiendo a la marginación en que durante siglos han vivido.
Las comunidades han llegado a un hartazgo político, están cansados de promesas incumplidas y en constante lucha por el respeto a su autonomía.
¿Tienes una idea de la importancia que juegan nuestros pueblos originarios?