Descubre estrategias efectivas para proteger la piel del calor y evitar daños cutáneos
Con el aumento de las temperaturas extremas, la piel, que actúa como barrera protectora del cuerpo, enfrenta numerosos desafíos. Kathyana P. Santiago Mangual y Arianne Shadi Kourosh, dermatólogas de la Universidad de Harvard, explican cómo prevenir y tratar problemas de piel causados o agravados por el calor.
Actualmente, las temperaturas han alcanzado niveles récord, generando preocupaciones sobre el cuidado de la piel, que puede verse afectada por condiciones como la miliaria, la enfermedad de Grover, el eczema, la rosácea, la melasma y el cáncer de piel, todas consecuencia de la exposición intensa a los rayos UV.
Además, las expertas señalan que en épocas de calor, los contaminantes ambientales como el ozono y las partículas en suspensión tienden a aumentar. Estos contaminantes, junto con el calor y los rayos UV, forman contaminantes secundarios como los nitratos de peroxiacetilo (PAN), que pueden irritar la piel y contribuir a la inflamación por estrés oxidativo y daño al ADN, exacerbando condiciones como el eczema y la rosácea.
Consejos para proteger la piel del calor
Es vital también considerar cómo el calor afecta la eficacia de ciertos medicamentos. Por ejemplo, los EpiPens, cruciales para manejar reacciones alérgicas graves, pueden degradarse bajo altas temperaturas. Es esencial mantener estos medicamentos en un lugar fresco y seco.
Ciertos productos dermatológicos como los retinoides, antibióticos para el acné y inmunomoduladores también pueden hacer que la piel sea más vulnerable al daño solar, causando quemaduras severas o fotodermatosis.
Para proteger la piel del calor, es recomendable mantener la piel fresca usando ropa ligera y transpirable, tomando baños fríos y permaneciendo en ambientes frescos. La hidratación es clave, bebiendo mucha agua y consumiendo alimentos ricos en agua. Además, se sugiere usar cremas con ácido hialurónico y glicerina.
Limitar la exposición al calor y la contaminación es posible usando ropa protectora, protector solar con óxido de zinc o dióxido de titanio, y antioxidantes tópicos como la vitamina C. Lavar adecuadamente el rostro y el cuerpo también reduce la exposición a contaminantes.