La Orquesta Filarmónica de Morelia deleitó con El Cascanueces, en la mega posada navideña de Morelia
Morelia vivió una velada que no sólo iluminó sus calles, sino también el corazón de miles de asistentes.
Desde las 5:30 de la tarde, la Calzada de San Diego comenzó a llenarse de familias, amigos y parejas que, entre risas y murmullos, esperaban el inicio de la gran posada navideña.
Las luces que adornaban el recorrido no solo embellecían el camino, sino que parecían anunciar que algo mágico estaba por suceder.
A las seis en punto, el sonido de los villancicos inundó el Santuario de Guadalupe.
El coro de la Universidad La Salle, con voces cálidas y afinadas, dio inicio a una noche donde la música sería protagonista.
Niños con velitas en mano se unieron al canto, mientras los padres, muchos emocionados, grababan con sus teléfonos cada instante.
Las notas de Noche de Paz y Los Peces en el Río resonaron en cada rincón, envolviendo a todos en un ambiente de nostalgia y esperanza.
La procesión continuó, y a las 6:20 llegó al segundo punto: la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes.
Aquí, el coro Notas de Gracia tomó el relevo, sorprendiendo con armonías que parecían danzar entre las luces navideñas que adornaban la Avenida Madero.
Las familias, ya más numerosas, avanzaban despacio, disfrutaban de cada momento y aprovechaban para tomar fotos de los templos y de la decoración.
Cuando el reloj marcó las 6:40, la procesión alcanzó el Templo de Las Monjas.
El coro misionero de Abelinos entonó villancicos que llenaron de emoción a los asistentes.
Frente al templo, un nacimiento viviente capturó la atención de todos: un José sereno, una María sonriente y un pequeño Jesús en la cuna recreaban la escena más emblemática de la Navidad.
Los niños se acercaban con curiosidad, mientras los adultos no dejaban de admirar el detalle de cada elemento.
A las 7:30, los ojos de la multitud se dirigieron hacia la Catedral de Morelia. Con su iluminación imponente, el icónico edificio se convirtió en el escenario perfecto para el gran momento de la noche.
La Orquesta Filarmónica de Morelia (OFIM) comenzó a interpretar El Cascanueces, acompañada del ballet de la Casa de la Cultura.
Las notas del violín y el deslizar de los bailarines parecían hipnotizar a los presentes.
El ambiente llegó a su punto máximo a las 8:30, cuando el presidente municipal Alfonso Martínez y el arzobispo Carlos Garfias ofrecieron un mensaje navideño.
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Sus palabras, llenas de agradecimiento y reflexión, invitaron a valorar la unión y la tradición que esta posada buscaba revivir.
La Plaza de Armas, ya iluminada y decorada, se transformó entonces en un gran espacio de celebración.
Las largas mesas de tamales, atole y ponche comenzaron a repartir antojitos gratuitos para todos los asistentes.
El aroma de los platillos llenó el aire, y las filas avanzaban rápidamente entre risas y pláticas animadas.
La noche continuó con música en vivo, luces brillantes y el eco de cientos de conversaciones felices.
Los niños corrían entre los puestos, las parejas posaban frente a la Catedral iluminada, y los abuelos compartían historias de navidades pasadas con una taza de ponche en las manos.
En esta posada, cada villancico, cada plato de antojitos y cada sonrisa compartida iluminaron más que las luces navideñas.