Un panadero paquistaní confesó haber envenenado a decenas de personas, de las que al menos 30 murieron, para vengarse de su hermano con quien había discutido por un desacuerdo comercial, informó el viernes la policía a la AFP.
Jalid Mehmood confesó ante el tribunal de Punyab que había puesto pesticidas en dulces porque su hermano mayor, Tariq, con quien compartía la tienda, lo había “insultado y agredido”.
“Quería que le sirviera de lección”, dijo, según las declaraciones citadas por el investigador Mohamad Afzal, confirmadas por otro oficial.
“Estaba tan furioso que mezclé la botella de pesticida con los dulces que se estaban preparando en ese momento”, agregó, según la misma fuente.
El paquete de los dulces envenenados fue comprado el 17 de abril por un vecino que quería celebrar con su familia y sus amigos el nacimiento de su nieto.
El bebé perdió a su padre, a seis tíos y una tía, precisó la policía. Otros cinco niños también fallecieron. Cuatro víctimas siguen hospitalizadas.
En un primer momento, los responsables habían dado un balance de 33 muertos, pero el viernes la policía confirmó 30 muertes.
En total, 52 personas consumieron los dulces envenenados, indicó la policía a la prensa local.
Los investigadores pensaban en un principio que se trataba de un envenenamiento accidental ya junto a la panadería se encuentra una tienda de pesticidas. En aquel momento, el propietario había almacenado algunos productos en la panadería vecina para poder hacer obras en su local.
Los hermanos Mehmood y uno de sus empleados fueron detenidos. Los hermanos comparecerán de nuevo ante el juez el sábado, precisó Afzal.