Las mujeres si escribimos, todo el tiempo lo hacemos, a pausa, a destiempo, en el aire, en desmedida y gran medida, en las puertas de los baños, pero si, si echamos a andar letra. Sucede que a diferencia de los escritores (hombres) a nosotras se nos carga de muchas maneras, si “suerte” tenemos se nos carga al nacer, al casarnos, al coger, al desvanecernos, al morir, pero sobre todo se nos carga la mano.
Una siempre tiene algo que contar, algo que escribir, pero los platos sucios nos esperan, la escoba, el trapeador, las cuentas, los pendientes, las emociones, las mascotas, las deudas, hacer la cena, el desayuno, la comida, los pendientes de nuevo y si una tiene hijos también ellos esperan, ya sea para ser arropados o para recibir el beso de buenas noches, dependiendo el meridiano y por supuesto la pareja si es que hay una en turno.
Se vuelve algo interminable y agotable, pues se nos enseña que a todos hay que servir y casi nunca a nosotras mismas, se nos ha vendido en todas estas épocas que nuestros días, nuestros años, nuestro tiempo debe estar dedicado a lo que se nos escapa para sentirnos útiles, y no a lo que nos da fuerza, a aquello que nos desarma y que uno ama, por ejemplo, escribir.
Las mujeres sí escribimos, lo hemos hecho durante muchas generaciones de manera anónima, en secreto, bajo otros nombres, en nuestros diarios, aún y si estamos en medio de una guerra, en granitos de esperanza, e incluso en las historias y libros de otros hemos sido musas y fuentes de inspiración, somos como aquellos pinceles que sirven al pintor para crear grandes obras, sublimes óleos del Louvre.
Las mujeres si escribimos, pero lo hacemos en otras cosas, en otras vidas, en otros seres, en otras pieles, si escribimos, pero se nos han robado mares de oportunidades, arena de tiempo, cielos llenos de páginas, se nos han robado ganas, energía, constancia, protagonismo, porque las mujeres si escribimos, pero pocas son las que se escapan y se sueltan de aquellos hilos para poder plasmar sus letras, su nombre, para trascender su voz en tinta y papel.
Notas sobre la escritora:
Psicóloga de profesión, bailarina y Poeta por convicción. Su sensibilidad e interés por las formas de expresión del cuerpo y de las intenciones del lenguaje le han permitido incursionar y experimentar en las artes escénicas y escritas. Ha sido creadora de espacios que dan fuga y vida a las palabras. Es bailarina de la compañía de danza contemporánea “Anverso” en Morelia.
Su ferviente deseo de expresar la ha llevado a publicar en plataformas digitales, buscando siempre a su cómplice: el lector.
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