Buscapiés Por qué el Miedo: Seguridad, privilegios y contrastes en el Gobierno de Michoacán
Editorial de Contramuro / Imagen: Contramuro

¿Y por qué el Miedo? Seguridad, Privilegios y Contrastes en el Gobierno de Michoacán y la ciudadanía. Descubre más de nuestra editorial de Buscapiés

En los pasillos gubernamentales es legítima la sorpresa que produce saber que la gente en Michoacán se siente insegura. El asombro es mayúsculo porque cuando miran a su alrededor, ven elementos de seguridad velando por su integridad física.

Y es que a diferencia de lo que ocurre con el general de la población, entre el funcionario estatal, los políticos, exgobernadores y alguno que otro colado, la seguridad no se escatima, proveyendo no sólo elementos para protegerlos, sino también vehículos blindados.

Qué más da que para defensores de derechos humanos y periodistas en riesgo el Mecanismo de Protección Federal, junto con la Unidad de Atención Estatal, no les provea ni botones de pánico cuando su vida corre peligro, al menos para darles tranquilidad anímica. Ahí si se aplica aquello de la austeridad franciscana.

Funcionarios como Roberto Arias Reyes hoy delegado estatal de la Comisión Nacional del Agua, y hasta hace poco titular de la Estatal, no tienen temor ni de Dios, para eso los protegen al menos tres guaruras pagados por el erario público.

Cuando el vulgo ve al secretario del Medio Ambiente, en camioneta blindada y con escolatas, no deja de preguntarse, si Michoacán es tan seguro ¿por qué tanta protección a cuestas?

Los maledicentes con la transformación por decreto, se acuerdan que a inicios de sexenio se criticaba que cerca de 400 elementos de seguridad estatal desempeñaban funciones de escoltas, que incluso hubo una promesa de revisión y que no se ha informado al respecto.

Esas personas gustosas del sospechosismo no ven diferencias entre presente y pasado, sobre todo cuando voltean y ven la cantidad de elementos destinados a cuidar a funcionarios y actores políticos en la actualidad.

Ni qué decir cuando se revisan datos como los del INEED, que es un sitio especializado en materia de empleo, en donde se reporta que en México el sueldo promedio de un escolta es de 22.4 mil pesos, aunque en rangos inferiores sólo llega a los 12 mil, y en los superiores hasta 36 mil al mes. Esos renegados del progresismo ya estarán echando cuentas de cuánto recurso implica para el erario estatal proveer de tan generosa seguridad a quienes su función debiera ser servir.

La generosidad de quienes cuentan con protección pública personalizada no es característica generalizada, valga preguntarles a quienes custodian a una de las principalísimas figuras del funcionariado estatal, esos a los que mientras su patrón departe en comilonas y cenas por horas, les toca ir a la tienda más cercana para agenciarse bolillo y jamón, y poder así comer en el día aunque sea una torta estilo Chavo del Ocho.

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Dentro del redil

En el ayuntamiento de Morelia, ya es notorio que la oposición es sólo de membrete en la mayoría de los casos. Cuentan que el alcalde Alfonso Martínez Alcázar ha mostrado destreza en la lógica de la cooptación, aunque la receta le habría fallado con la tricolor dentro del Cabildo.

Y mientras Morena mantiene su cruzada contra el munícipe capitalino, con dos ruedas de prensa programadas al mes para el golpeteo, el alcalde habría sabido domar a los demonios en los pasillos del Palacio Municipal.

La duda cabe sobre si los domados en la Sala de Cabildo vean posibilidades reales de Martínez para la gubernatura del estado y estén afianzando relación con él a futuro. El tiempo lo dirá.