¿Por qué decimos “salud” al estornudar? Aquí, en Contramuro, te explicamos de dónde proviene que digamos salud al estornudar
Morelia, Michoacán.- En el transcurso de la historia humana, el hecho de estornudar ha sido interpretado por distintas culturas tanto de forma positiva, como negativamente. ¿Por qué decimos “salud” cuando alguien estornuda? Aquí la respuesta.
El estornudo es un mecanismo que se produce involuntariamente en respuesta a algún estímulo, ya sea una infección de las vías respiratorias, por alergias o para expulsar partículas irritantes que pueden resultar dañinas al organismo -como el polvo, el polen y el cloro-, las cuales estimulan al nervio trigémino, que da sensibilidad a la cara; así, la nariz, responde a la presencia de un cuerpo extraño con la rápida aspiración de aire y su posterior expulsión escandalosa mediante la boca.
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Inclusive, en ocasiones es causado por mirar el Sol; sobre este tipo, conocido como “fótico” o “luz brillante”, científicamente se sospecha que podría originarse a causa de una disfunción congénita en el envío de señales desde el nervio trigémino al cerebro.
Cuando estornudamos, las personas arrojamos también gotas de saliva y secreciones nasales en un rango de hasta metro y medio, a velocidades que oscilan entre los 70 y los 150 kilómetros por hora, que muchas veces contienen virus y bacterias causantes de enfermedades contagiosas y contaminantes de superficies. Por ello es recomendable cubrirse la nariz y la boca con el ángulo interior del codo o preferentemente usar un pañuelo y desecharlo inmediatamente después.
Según la tradición hebrea, Adán estornudó por primera vez cuando Eva le ofreció la manzana prohibida para que la mordiera, hecho que él interpretó como un signo del Maligno y un presagio de muerte.
Desde entonces, y hasta los tiempos del patriarca Jacob, se conservó la creencia de que, cuando alguien estornudaba, estaba anunciando su propia muerte, ya que el alma era expelida fuera de la cabeza, dejando su asentamiento en el cerebro.
El Génesis 49:18 cuenta que, cuando Jacob era ya mayor, comenzó a estornudar mientras bendecía a su hijo, por lo que rogó a Dios que le concediera tiempo suficiente para terminar la acción que estaba realizando, petición que le fue otorgada. En consecuencia, en el judaísmo existe la costumbre de desear salud y felicidad a aquel o aquella que estornuda.
Así, tras el mencionado periodo patriarcal, los estornudos comenzaron a considerarse como señales saludables y de curación e, incluso, como ventajas naturales, buenos presagios y placeres divinos, puesto que la gente permanecía con vida después de expelerlos.
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Durante la Edad Media, la peste estaba muy extendida en toda Europa, segando vidas por doquier, y el estornudar volvió a considerarse como un signo mortal, porque era un síntoma frecuente de la enfermedad. Por ello, responder con la expresión “Jesús” o “salud”, tan común en muchos países, demostraba buena educación, debido a que se deseaba el bien al prójimo.
Se cree que esas locuciones derivan de la oración “Dios te bendiga”, popularizada por el papa Gregorio VII “el Grande” (540-604) durante la peste bubónica que asaltó a Roma entre los años 590 y 610. Según otras fuentes, podría derivarse de “Salve”, contestación del pueblo romano cuando una persona estornudaba.
Con información de UNAMirada a la Ciencia, producto de divulgación de la Universidad Autónoma de México; y de “Historia del estornudo”, carta del doctor José Manuel García-Moreno publicada en el volumen 42 de la Revista de Neurología (REV NEUROL).