La época preelectoral ha comenzado a sentirse en el país; los principales líderes y partidos políticos están cerrando estos últimos días del año con intensas actividades de promoción de sus respectivas fuerzas.
Los aspirantes a ocupar Los Pinos en 2018, se encuentran planificando estrategias que les permitan consolidar su posición para ser electos candidatos por los diferentes bloques políticos que se han estado formando a lo largo de este año. Desde luego también los mismos aspirantes están aprovechando el momento para atacar y criticar a sus potenciales adversarios en la futura contienda electoral.
Y todo lo anterior -como es habitual- es seguido por los distintos medios de comunicación, incluyendo las redes sociales. Sin embargo, es en este punto donde el ciudadano común tendría que estar observando la forma en que es transmitida la información de los distintos medios de información.
Si bien en los últimos años, pareciera que en la sociedad mexicana ha aumentado el interés por la política tanto nacional como local, sin embargo no hay una clara consciencia sobre la seriedad con la que es manejada la información que circula en los grandes medios de comunicación y en las redes sociales habituales.
Es precisamente en esta época prelectoral cuando la ciudadana debe poner “a prueba” a los distintos medios de difusión, especialmente a los grandes medios de comunicación, en lo que respecta sobre todo a los temas políticos que ya se están generando conforme se acerca el 2 de julio del 2018.
Los ciudadanos deben analizar y formar su criterio en relación con la forma en la que los periódicos, canales de noticias, radios, y sitios de internet transmiten la información al público, ya que debe ser también responsabilidad de la ciudadanía mexicana velar por medios de comunicación objetivos y los más imparciales posibles para la difusión de diversos sucesos políticos que repercuten directamente en la vida de todos los mexicanos.
Lo idóneo, desde luego, es contar con medios de comunicación responsables y profesionales en la forma de llevar las noticias más relevantes a la sociedad, sin embargo sabemos bien que esto no es así; desgraciadamente en la historia de México los grandes medios de comunicación siempre han estado controlados de alguna forma por la clase dominante y ha sido muy poca la “prensa opositora”.
Con la apertura democrática a finales de los ochenta y comienzos de los noventa, este panorama pareció cambiar un poco. Tras el fin de una hegemonía partidista, los medios de comunicación tenían menos ataduras para transmitir con mayor objetividad las distintas noticias. Sin embargo los grandes medios de comunicación, especialmente las cadenas televisivas nacionales, decidieron actuar de una manera mercenaria prestándose para servirle a la clase política que estuviese en el poder sin importar el color de su partido.
Esta misma conducta se replicó en muchos estados a nivel local, donde el gobernante en turno tenía una gran influencia fáctica sobre la mayoría de los medios de comunicación. Sin embargo como ya se mencionó, lentamente algunos medios han tratado de enfocarse en un criterio más objetivo e incluso hay nuevos medios que están surgiendo con este propósito.
Aun así, queda todavía un camino importante para que la prensa se profesionalice en la forma de presentar la información a los ciudadanos. Para ello es importante que estos últimos tengan muy bien ubicados a aquellos informativos que pretenden ser más objetivos y profesionales y a los que aún se siguen prestando al servicio de la persona que ejerza el poder.
Es más, incluso también se tendría que tener bien localizada a la “prensa opositora” para evaluar su calidad de información, ya que de igual manera muchos de estos “medios de comunicación disidentes” tampoco han señalado con mucha claridad ciertos hechos que transmiten y más bien se dedican a inclinar de manera muy visible posturas políticas contra cierto tipo de gobernantes, pero que al final también degenera la información original.
Es por tanto que ahora está época, tanto prelectoral como electoral debe servir para poner a prueba a los distintos medios de comunicación para así tener un mejor criterio sobre cuales ameritan una mayor credibilidad debido a su profesionalismo e imparcialidad.