El pasado 19 de septiembre fue un día gris y triste para la historia de México, no solo porque en esa fecha se conmemoraron 32 años del terremoto de 1985 que devastó la ciudad de México y arrojó miles de víctimas, sino además porque otro terremoto también devastador aconteció en ese mismo día, causando derrumbes en inmuebles que supuestamente tendrían que haber resistido el movimiento telúrico.
Estos derrumbes causaron a su vez cientos de muertos –las cifras no se han terminado de contabilizar-, así como miles de damnificados, muchos de los cuales perdieron prácticamente todo su patrimonio.
Sin embargo para el final de ese 19 y el comienzo del día 20, el escentario de tristeza y desolación comenzó a llenarse de esperanza: los distintos miembros de la sociedad mexicana se empezaron a movilizar a una velocidad sorprendente para prestar auxilio a las distintas víctimas del sismo, la sociedad se organizó a sí misma para apoyar a los damnificados y hubo miles de voluntarios que fueron a secundar a los rescatistas o que incluso actuaron como tales.
Imitando a la generación de 1985 quien también se organizó rápidamente para trabajar en apoyo a la gente damnificada, la generación de este 2017 actuó con la misma solidaridad, ahora con la ayuda de nuevas herramientas como lo fueron las redes sociales y los dispositivos móviles de comunicación, lo que sin duda facilitó la coordinación de actividades de rescate así como la colocación de albergues y el envío de los materiales necesarios.
De esta dolorosa experiencia, destaca sin duda alguna, la muestra gigantesca de solidaridad cívica que mostró el pueblo mexicano con sus connacionales necesitados de apoyo. La misma sociedad a la que se le critica, a veces con justas razones, de ser indiferente de la situación política o hasta cómplice en el no cumplimiento de las normas jurídicas y administrativas, mostró que tiene un lado de preocupación real por sus miembros.
Se dijo en algún momento que la generación milienial no tenía muy inculcados valores cívicos referentes al activismo ciudadano y que era más bien una generación que tendería al egoísmo, no obstante, los días que van del martes pasado hasta la fecha de hoy, han mostrados que esos señalamientos estaban equivocados. La generación millenial aún conserva valores como la solidaridad social; las cientos de personas que apoyaron en el traslado de víveres, en la instalación de centros de acopio, en brindar alojamientos a los que tuvieron que ser evacuados de sus hogares, todas esas personas mostraron que la generación que en algún momento tomará las riendas del país sí demuestra preocupación y empatía hacia los miembros de su patria.
Por supuesto, ello no exime el que la sociedad mexicana aún debe mejorar en muchas cosas, como lo es en el desarrollo de la consciencia social y dejar de actuar de manera indiferente frente a otro tipo de circunstancias graves que afectan al país, tal como los escándalos de corrupción de la clase política o frente a elementos de la violencia social como la discriminación hacia grupos indígenas y los feminicidios.
Empero, la actitud que ha mostrado la sociedad mexicana en estos días, ha llenado muchas expectativas de que realmente el pueblo mexicano es un pueblo magnánimo y que tiene una gran fortaleza para hacer frente a este tipo de desastres.
Surge entonces la esperanza en estas nuevas generaciones que ya se dieron cuenta de que, si se organizan y dejan la pasividad, para acometer la actividad social, pueden llegar muy lejos y por tanto, se decidan no solo sacar a relucir este “poder social” únicamente en momentos de un desastre natural, sino ponerlo en práctica permanentemente. Si estas actitudes solidarias y activistas fuesen aplicadas con más constancia, es un hecho que la sociedad mexicana mejoraría a su país a pasos agigantados.
Se dice que por cada cosa negativa hay algo positivo que termina por surgir, y frente a todas las tragedias que ocurrieron en el pasado sismo, el elemento positivo que surgió de ello fue el conocimiento de que la propia sociedad mexicana sabe de lo que es capaz de hacer si se activa y organiza.