Los ritos de la peregrinación o “hach” en la ciudad santa de La Meca se desarrollan hoy sin incidentes y entre grandes medidas de seguridad, después de que una avalancha el año pasado causara más de mil 700 muertos.
Cerca de dos millones de peregrinos rezaron en la zona de Muzdalifa y se dirigieron a continuación hacia la zona Mina, donde cumplieron con el degollamiento del ganado y empezaron los ritos de la “lapidación del diablo”.
Este último consiste en arrojar siete guijarros a cada uno de los pilares que representan las apariciones del demonio al profeta Ibrahim (Abraham), quien según la tradición musulmana estaba dispuesto a sacrificar a su hijo Ismael por amor a Alá (Dios).
Para conmemorar este hecho, millones de musulmanes de todo el mundo celebran el Aid al Adha o Fiesta del Sacrifico, la principal festividad en el islam, que coincide con los últimos días de la peregrinación mayor a La Meca.
Este día del año pasado, en la zona de Mina, al menos mil 757 peregrinos fallecieron, según cálculos de Efe, en una avalancha de la que Arabia Saudí responsabilizó a un grupo numeroso de iraníes, que estaban supuestamente realizando una marcha en sentido contrario al de los demás fieles.
Para evitar una tragedia similar, las autoridades saudíes desplegaron en esta ocasión a unos 7 mil boy scouts para ayudar a los peregrinos y han delimitado los trayectos.
La defensa civil saudí también ha instalado puertas electrónicas para controlar la muchedumbre de peregrinos que se dirige a lanzar los guijarros contra Satanás y ha movilizado a más de 17 mil de sus miembros.
Por primera vez, los ritos son vigilados desde el aire por drones y todos los fieles tienen que llevar una pulsera electrónica para estar identificados y sus movimientos, monitoreados.
La peregrinación es uno de los cinco pilares del islam, junto a la “shahada” (profesión de fe), la limosna, la oración y el ayuno en el mes de Ramadán.
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