¿Orgullo o negocio? La marcha de la diversidad sexual que en sus orígenes apareció para exigir un reconocimiento jurídico y humano digno, recorrió este sábado mas calles de las acostumbradas en Morelia
Morelia, Michoacán.- ¿Orgullo o negocio? La marcha de la diversidad sexual LGBT, que en sus orígenes apareció para exigir un reconocimiento jurídico y humano digno, recorrió este sábado mas calles de las acostumbradas en Morelia. ¿Qué novedades se presentaron en el “Pride 2023”?
El objetivo primordial del movimiento que nació en la década de los 70´s en México como el reconocimiento político, jurídico y humano, ayer sábado 17 de junio sobrevino en un negocio de activistas quienes enquistados en el poder público, se hicieron de recursos gubernamentales para posicionar la “agenda” que más les conviene.
Este año la concentración inició frente a las instalaciones de la XXI Zona Militar en la avenida Acueducto, donde representantes de bares y antros fueron organizados, ya sea por su injerencia en el activismo o por la aportación económica que hicieron para la realización de la marcha.
El arcoíris de la diversidad fue acompañado en su mayoría por jóvenes que expresaron más su necesidad de aceptación comunitaria, que de la exigencia a reconocimientos jurídicos que abonen a la convivencia humana dentro de la igualdad.
Los carros alegóricos que acompañaron la marcha fueron desviados al llegar a la calle Belisario Domínguez, justo después del Templo de las Monjas, creando un cuello de botella que devino en desorganización y enormes vacíos sobre la Madero.
El contingente de las familias diversas LGBTI que ha venido creciendo año con año, no se detuvo a exigir frente al Congreso del Estado, que la iniciativa que propone que en Michoacán, las parejas del mismo sexo puedan registrar legalmente a sus hijos e hijas, sea finalmente dictaminada, derecho que ya es reconocido en entidades como la Ciudad de México o Nuevo León.
Los avances legales, así como las consignas políticas pasaron desapercibidos sobre el Orgullo que se transform en un gran escenario, con artistas que poco interpelaron la realidad de la lucha homosexual.
El coronar a Sofía Rojas y exaltarla como la primer empresaria que abrió las puertas de un bar diverso, evidenció que el pride es foco del mercado, pues invisibiliza las luchas históricas y políticas de la sociedad civil jota, lencha y trans, no obstante, las y los activistas que han conseguido un limitado reconocimiento jurídico marcharon, evidenciaron y mostraron que no hay orgullo sino abandono institucional y la falta de políticas públicas reales, sensibles y conscientes.
Una decepción anticipada recayó en el tan ansiado encendido de la Catedral capitalina, anunciado desde los micrófonos del “activismo institucional” que abraza tanto a morenistas, como a allegados al ayuntamiento de Morelia.
El emblema católico se iluminó como cualquier otro sábado. No hubo ningún mensaje multicolor que abrazara a la diversidad sexual, mientras que el sonido al momento de la presentación de Michel Maciel fue suspendido por fallas audibles a los oídos.
El espectáculo finalmente fue motivado más, por una mujer mayor instalada en el balcón del Hotel Casino, sí, ni el cartel de artistas, ni su performance motivó tanto al público como lo hizo la señora que desde lo alto detonó el entusiasmo de los presentes.
Ingresa a: Michoacán entre los primeros lugares donde más se discrimina a la comunidad LGBTQI