Morelia, Michoacán.- Hay total oscuridad en la Catedral de Morelia, las bancas están abarrotadas y únicamente se escuchan a lo lejos los ruidos del exterior y el llanto de un bebé.
Afuera, se ha preparado un pequeño escenario donde el arzobispo Carlos Garfias Merlos bendice el fuego, enciende el Cirio Pascual y ante la mirada de los fieles, desfilan diáconos y sacerdotes al interior del recinto.
Se encienden unas luces muy tenues, solamente para permitir dar paso a las siete lecturas con siete salmos, una epístola y el Evangelio; todas ellas a excepción de la Epístola, pertenecen al antiguo testamento.
Las lecturas hablan de la salida de los israelitas de Egipto; el sacrifico que Dios pide a Abraham: la alianza que Dios hace con la humanidad. Y el Evangelio de Mateo, que habla de las mujeres que fueron a preparar el cuerpo de Jesús, pero son anunciadas por un ángel de que ha resucitado.
Antes de dar lectura al Evangelio, el monumental órgano de la Catedral se hace soñar y se canta el Gloria; las campanas repican y se encienden la totalidad de las luces. El arzobispo se prepara para dar paso a la Homilía.
“Debemos ser conscientes del mundo en que vivimos pidamos por La Paz, más ahora sabiendo que hay mucha amenaza de guerra e instrucciones de confrontación directa en los pueblos; ahora cuando en los accidentes carreteros hay muchas personas que han fallecido. Pongámonos en oración y como centro que Cristo ha resucitado”, dirige Carlos Garfias al pueblo.
El sacerdote continúa al hacer un llamado a los católicos para que oren y se comprometan con las víctimas de violencia; para reconocerse como seres humanos de paz y “entre todos crear la unidad que es más rica que el solo pensamiento, que cada persona sea valorada. Porque el futuro como sociedad está en la capacidad de dialogar. Se debe recobrar la paz en comunidades, calles, familias y sobre todo en el corazón”.
Luego de la Homilía, el arzobispo bendice el agua; los presentes se ponen de pie con la luz de sus cirios y la Eucaristía continúa de manera regular.