Con omisión y cierta prepotencia, es como opera el área de Comunicación Social de la Secretaría de Salud de Michoacán (SSM), pues sin razón alguna y de manera evasiva, sus coordinadores suelen interferir en el trabajo periodístico que se desempeña en la entidad, a fin de enrarecer la información que desde dicha área se genera.
El desentendimiento que suele tener la encargada de Comunicación Social en Salud, Rosa Elena Barragán, deriva en que los comunicadores de la fuente busquen gestionar entrevistas por su propia cuenta, al no encontrar apoyo en un área que, se supone, opera con el objetivo de establecer plataformas comunicacionales para difundir el trabajo de la dependencia.
La tónica del contenido que se pretenda difundir no tiene importancia, pues el área de Comunicación Social de la SSM ha venido sirviendo como una barrera, sin importar que la información consultada sirva para potenciar la proyección del trabajo desempeñado al interior del sector salud.
Esta situación resulta aún más compleja cuando el área referida llega a percatarse de que la información que se busca exponer, podría poner en tela de juicio la transparencia y rectitud con que, se presume, opera la Secretaría de Salud de Michoacán.
Al menos en esta casa informativa, se podrían mencionar diez ocasiones en que la encargada de Comunicación Social de la SSM, Rosa Elena Barragán, mueve piezas para que nosotros, como reporteros, limitemos nuestros contenidos periodísticos, pues a petición de la persona referida, se cancelan entrevistas con funcionarios que ya habían manifestado su disposición para colaborar en la labor reporteril que aquí se desempeña.
La cosa no se trata de si existen o no convenios con los medios de comunicación que pretendan gestionar entrevistas o información del interés público, pues las restricciones se manejan de manera generalizada y sin tomar en cuenta la línea editorial de la agencia o medio impreso que se muestre interesado por exponer alguna situación relacionada al trabajo que se desempeña en la SSM.
Se habla de esta omisión, cuando en un intento de conocer más a fondo el nivel de degradación psicológica que existe en la sociedad michoacana, este medio gestionó una entrevista con especialistas en la materia; sin embargo, bajo órdenes de Rosa Elena Barragán, el acercamiento fue cancelado.
El tema central de la entrevista aterrizaba en conseguir una postura institucional en torno al reciente suicidio múltiple que se registró en la capital michoacana, un dantesco suceso que ha mantenido a la Escuela Secundaria Técnica 143, ubicada en San Isidro Itzícuaro, como uno de los principales focos noticiosos de la entidad, pues tres estudiantes de dicha institución decidieron quitarse la vida bajo la influencia de una red social.
Sin mostrar importancia por la relevancia del tema, el área de Comunicación Social SSM decidió cancelar la entrevista previamente gestionada, simple y sencillamente porque no se le había tomado en cuenta para concertar un acercamiento con la especialista en Psicología, Patricia Martínez.
Como este caso, se podrían enumerar un sinfín de situaciones en que el área de Comunicación Social de la Secretaría de Salud interfiere de manera arbitraria, para que los comunicadores de la entidad vean mermadas sus intenciones de obtener una versión institucional en torno a algún suceso registrado en una de las dependencias más criticadas por las irregularidades que, el propio Congreso del Estado, ha identificado sobre su operatividad.