La división de poderes quedó hecha añicos en la Cámara alta. El Presidente de la República dio línea a los senadores para que eligieran a Rosario Piedra Ibarra. Y se salió con la suya.
Salvo el PAN, MC y algunos del PRI, los demás grupos parlamentarios le dieron a la excandidata a diputada federal de Morena la mayoría calificada que requería su elección: 76 votos a favor de los 114 emitidos.
Fueron necesarias tres rondas de votaciones en dos sesiones diferentes para que la piedra rodara. El martes pasado, el Ejecutivo Federal le puso el dedo públicamente a la hija de la activista Rosario Ibarra de Piedra.
Dijo textual en la mañanera:
“Mi opinión es que no sean sólo profesionales de los derechos humanos, en el sentido de que estudiaron una maestría, un doctorado en derechos humanos, pero son académicos.
“Yo prefiero más a la gente que ha padecido en carne propia las violaciones de derechos humanos, entregarles a ellos la encomienda”.
En ese espacio revelamos la semana pasada la llamada que se hizo desde Palacio Nacional al Senado para pedir que se votara por Piedra.
Mensaje recibido. Verdes, perredistas y un sector del PRI, nos dicen fuentes confiables, le dieron a Ricardo Monreal, coordinador de Morena, los votos que necesitaba para entregar buenas cuentas a López Obrador.
Monreal se rehusó a compartir la receta. Nos dijo que habló con los senadores de infantería uno por uno. ¿Qué les dijo para convencerlos? Algo que no pudieron rechazar.
Y en el PAN de plano acusan que hubo “fraude” para lograr los dos tercios de votos requeridos para la elección.
Rosario dice que no le temblará la mano para emitir una recomendación al Presidente, siempre y cuando esté fundamentada. Pero del dicho al hecho…
* Lo ocurrido en el Senado es una alerta. El poder y las decisiones no deben concentrarse en un solo individuo. Es una condición para evitar la tiranía. Palabras más, palabras menos, es lo que expone Montesquieu en su Espíritu de las leyes.
En la 4T, el Presidente ya controla las cámaras con la mayoría de Morena y sus rémoras.
En el Judicial, dos ministros de la Suprema Corte —González Alcántara y Yasmín Esquivel de Riobóo—llegaron con los votos del partido en el gobierno.
Hay más: el presidente del máximo tribunal, Arturo Zaldívar, no esconde su afinidad ideológica con López Obrador. Un cuarto ministro, sucesor de Eduardo Medina Mora, está por elegirse. Sobra adelantar que no será un independiente probado.
Con eso tiene la 4T para bloquear cualquier acción de inconstitucionalidad en su contra.
* Al que no le fue bien ayer es a Mario Delgado, coordinador de los diputados de Morena. No ha podido sacar ese adefesio que es la Ley de Instituciones de Crédito.
Ese ordenamiento empodera a la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP. Hay oposición, incluso, en el seno del grupo moreno. Y es que prevé la extinción de dominio a cuentahabientes bajo sospecha de financiar el terrorismo o de operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Una facultad que puede utilizarse para amedrentar opositores, críticos, conservadores, fifís y demás villanos anti4T.
Por si fuera poco, alrededor de 400 alcaldes le dieron portazo en San Lázaro para colarse al salón de sesiones. Andan en búsqueda de más recursos y no los pelan en ningún lado.
La irrupción de los munícipes, encabezados por Enrique Vargas, alcalde panista de Huixquilucan, obligó a los diputados a desalojar el salón de sesiones ante la amenaza de ser tomados como “rehenes” —fue la palabra que usó Mario— por los inconformes.
A finales del mes pasado, los alcaldes se manifestaron frente a Palacio Nacional, golpearon la puerta y les aventaron gases lacrimógenos.
Del tema hablamos hace días con Enrique Vargas. “No hay recursos. Se ha bajado la recaudación. La cobija es muy chica y lo que hay lo necesitan para sus programas. Pero no nos vamos a dejar”, advirtió.
Así de descompuestas están las cosas.