Oaxaca, una realidad aparte
Jaime Arturo Vázquez Aguilar

El trágico “domingo negro” en Nochixtlán, Oaxaca, deja claro que el movimiento magisterial vive en una realidad aparte.

Los hechos violentos ocurridos en Nochixtlán, Oaxaca, representan la más viva expresión de la intolerancia. El movimiento magisterial de Oaxaca ha entrado en crisis por la desvirtuación de sus demandas, llevándolos a una realidad aparte. En éste se han infiltrado grupos radicales que apuestan por la inestabilidad, peor aún, que no tienen el mayor inconveniente de promover el terror entre la sociedad.

El trágico “domingo negro” arroja hasta el momento la cifra de diez muertos y por lo menos medio centenar de personas lesionadas. Hoy, por desgracia, la sinrazón se ha apoderado de la tranquilidad de todos los oaxaqueños y colocan a la entidad como uno de los mayores focos rojos del país.

 Es preciso preguntarnos ¿a quién son imputables los asesinatos? Muy sencillo, a todas aquellas autoridades que han consentido el descontrol y el vandalismo del magisterio; a los que han permitido el surgimiento de grupos armados clandestinos o guerrilleros; y sobre todas las cosas, a los gobernantes que por cálculos político-electorales no han aplicado la ley. En Oaxaca no hay ninguna autoridad, sea del orden federal, estatal o municipal, que no comparta responsabilidades en el incremento de la violencia.

 Es de destacarse la decisión de la Secretaría de Gobernación y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, CNTE, así como de sus grupos afines, de establecer una Mesa de Diálogo para tratar de poner fin a los conflictos de Oaxaca. Conflictos que por cierto son producidos por un grupo de líderes que están en contra de la reforma educativa y que quieren seguir conservando sus canonjías políticas y económicas. Si, aunque usted no lo crea, son esos mismos líderes con los que las autoridades se van a sentar a negociar.

 Por el bienestar de Oaxaca espero que haya acuerdos sustanciales entre las partes. Esto significa que se solucionen las demandas de los maestros hasta donde sea razonablemente posible. Lo anterior sin ceder ante los chantajes de echar para atrás la reforma educativa o liberar a los líderes de la Sección 22 detenidos en días pasados. De suceder lo contrario, el gobierno perdería mucha de su legitimidad, la cual en estos momentos se encuentra a la baja.

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 Por lo pronto, está empeñada la palabra de las autoridades federales y estatales de dar con los responsables de los asesinatos de Nochixtlán. Espero que pronto los asesinos enfrenten sus delitos en la cárcel. De ninguna manera estos terribles sucesos pueden quedar en la impunidad, sería un suicidio para el país no esclarecerlos; más aún porque todavía pesan sobre nosotros casos como los de Ayotzinapa, que han puesto en entredicho el compromiso de México con los derechos humanos.

 Sin Embargo, las muertes de Nochixtlán evidencian un grado mayor de descomposición social. Si bien es un acierto que las autoridades entren en arreglo con la CNTE, también lo es que el conflicto ha sobrepasado por mucho el tema magisterial. De acuerdo con el gobierno estatal y la Comisión Nacional de Seguridad, en el movimiento de los maestros se encuentran infiltradas organizaciones como el FDR, CODEP, FIOB, MAIZ y COMUNA, identificados por su actitud subversiva, armada y radical.

 Por ello, la violencia que ha vivido Oaxaca en los últimos meses no solamente debe ser tratada como un asunto de gobernabilidad, sino también de seguridad nacional. Los órganos de inteligencia del Estado mexicano tienen la obligación de intervenir para solucionar los ataques reales a la sociedad, los daños a las vías de la comunicación y a otras áreas estratégicas para el desarrollo regional.

 La oportuna intervención de dichos órganos será decisiva para lograr que Oaxaca y su sociedad no vuelvan a vivir en la zozobra, el miedo y la desesperanza, mejor aún, para evitar que el movimiento magisterial sea utilizado por intereses perversos para tratar de desestabilizar a un de por sí ya estado convulsionado.

 Como postre…

 La Sección XVIII de la CNTE se encuentra muy enojada con la administración de Silvano Aureoles. Es más que evidente el frente abierto de confrontación entre la Secretaria Silvia Figueroa y el líder Juan José Ortega Madrigal, detenido y posteriormente liberado por la Procuraduría de Justicia de Michoacán. Una mala jugada o un desacierto del gobierno perredista podrían generar conflictos y manifestaciones magisteriales mayores. ¡Así que Silvano cuando veas las barbas de tu vecino en Oaxaca cortar, es mejor que pongas las tuyas a remojar!