En una carta dirigida a la opinión pública, medios de comunicación y autoridades federales, los hermanos Iván y Alfredo Guzmán Salazar, hijos de Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, señalaron: “nunca hemos peleado contra el gobierno ni queremos hacerlo. Eso sería prácticamente cavar nuestra propia tumba”.
La misiva fechada el pasado 2 de octubre -dos días después de una emboscada en la que cinco militares perdieron la vida y diez más resultaron heridos, en la ciudad de Culiacán, Sinaloa-, los hijos de El Chapo Guzmán señalan “sabemos en carne propia la aplicación del alto nivel de inteligencia que puede ser ejercido por el Estado mexicano, a través de las fuerza armadas, ya que sin el uso de esa inteligencia no hubiera sido posible la detención de nuestro padre”.
“Por ello exhortamos a las autoridades el que se haga uso de los mismos medios para dar con el paradero de los verdaderos responsables, procurando justicia a favor de los afectados, es decir, mediante una investigación científica, en que se determine la realidad y no se actúe por simple ‘creencia’ o ‘simple sospecha’ sin base alguna en nuestra contra como se ha dado a conocer”.
El abogado José Refugio Rodríguez, defensor de Guzmán Loera dijo a La Jornada que desconoce quién redactó el documento, pero que las firmas que aparecen al calce de la misiva, sí corresponden a las de Iván y Alfredo Guzmán.
En la carta, los hijos de Guzmán Loera señalan: “nos deslindamos de la masacre ocurrida hacia personal militar el 30 de septiembre de este año en Culiacán, Sinaloa, y rechazamos tajantemente el haber participado o haber ordenado el ataque, con la aparente finalidad de rescatar a persona que ni conocemos, ni nos une lazo de sangre (en su momento, no lo hicimos por nuestro padre menos arriesgaríamos nuestra integridad y tranquilidad por una tercera persona) desconociendo el por que Autoridades Militares nos involucran, proporcionando información errónea a los Medios de Comunicación en la cual hacen señalamiento directo en nuestra contra, esto a pesar de contar con información privilegiada, así como acceso a equipos de espionaje valuados en millones de dólares que de haberlos utilizado, tendrían plena seguridad de nuestra inocencia en estos hechos en particular”.
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