No es cierto que todo tiempo pasado fue mejor y menos en el fútbol. Quizás más romántico, pero no se puede negar la evolución que ha tenido este deporte.
La nostalgia es la que nos lleva a siempre entrar en comparaciones con cosas del pasado, y deseamos que este acontecimiento que nos llenó de gloria no muera nunca.
El salto que ha dado el fútbol tiene varios orígenes, ha cambiado el reglamento a favor del juego bonito y evitar la brutalidad y el juego desleal. La manera de dirigir tiene posibilidades que antes no tenía, los delanteros eran solamente delanteros y de igual forma los defensas, actualmente los técnicos hacen estudios muy profundos que logran un juego de variantes y alternativas que antes no existía. El futbol ha evolucionado de manera vertiginosa en preparación física; antes el juego era de humanos, ahora los jugadores parecen máquinas que se preparan todos los días para competir, con sistemas de nutrición y fisiología han dotado al fútbol de una fuerza indescriptible.
El fútbol ya no es ese mundo fantástico que describió Fontanarrosa, dejó de serlo y se volvió real, ahora es un deporte sumamente profesional y perdió casi todo su romanticismo.
Por eso es que ver a Messi hacer lo que hace en este fútbol tan intenso parece mentira, me cuesta trabajo imaginar lo que Lionel habría logrado en otras épocas; pero igualmente me queda claro que Messi es un producto de este fútbol moderno y que no hubiera encajado en otro momento de la historia. El talento de los grandes futbolistas de la historia fue acorde a las exigencias de su época y a Messi nos tocó el privilegio de verlo en esta época moderna.
En este mundo global al que muy seguido me refiero, ya no habrá goles que sean contados por los viejos, leyendas de jugadores, discusiones tontas, todo está registrado en video y en los libros de estadística. Se pierde el romanticismo, pero nos da la posibilidad de ver al gran Lionel Messi siempre, es por eso que me permito usar la frase del gran Chespirito:
¡No te vayas Messi!