Morelia, Michoacán.- Estamos norteados con el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) la brújula está en Asia, ahí en China y puede estar en países de la Unión Europea, tenemos que abrir canales de comercialización, no tenemos que estar dependiendo 100 por ciento del comercio con Estados Unidos; y si hubiera una ruptura los que pierden si se sale México son los estadounidenses, consideró el diputado federal, Omar Noé Bernardino Vargas.
“Nuestros productores podrán seguir vendiendo a Estados Unidos si es que nos salimos del TLCAN, sería con un impuesto adicional pero mediante los lineamientos de la OMC (Organización Mundial del Comercio) para vender nuestros productos como lo hemos venido haciendo. No tenemos que espantarnos y lo vuelvo a repetir: Estamos norteados con el TLCAN, la brújula está en China”, refirió.
En ese tenor, reconoció que los aranceles de la OMC son mayores a los acordados con Estados Unidos y Canadá a raíz del TLCAN, sin embargo, hizo hincapié en que el comercio con el vecino país del norte no se detendría por una ruptura en los tratados de intercambios de productos, debido a que hay alimentos y artículos que solamente México produce y que ellos consumen diariamente, ejemplo claro, el aguacate.
Asimismo, el “vale” como también se le conoce al legislador, señaló que de no haber acuerdos, una ventaja sería que México ya no tendría que estar “anclado” a Estados Unidos en temas comerciales, como en la compra del maíz amarillo, ya que nuestro país es el mayor consumidor de este alimento para esa Nación. “Somos sus clientes prioritarios para ese producto”.
“De cualquier manera no debemos perder la fe, sabemos muy bien que el secretario de Economía (Ildefonso Guajardo Villarreal), es una persona capaz y tenemos mucha confianza en él y con todos los líderes productores que nos están ayudando. Esperemos que estas cosas resulten bien para México. Pero que no nos espantemos con el petate de muerto, el que sale perdiendo de romperse el TLCAN es Estados Unidos”, expuso.
Es importante mencionar que en caso de que el TLCAN se disuelva, el comercio entre los países tendría que sujetarse a las normas de la Organización Mundial del Comercio, en las que se contemplan aranceles e impuestos por 2.5 y hasta 5 por ciento del valor comercial del producto. Y es que es precisamente el acuerdo no arancelario (por lo menos en teoría) uno de los “fuertes” del TLCAN que las tres naciones buscan modernizar.