Por: Oliver Romario Manriquez Ayala
Durante 2 años se ha vuelto más común encontrar el tema de la pobreza en la opinión pública. Es claro que el gobierno democráticamente electo ganó en parte, por el apoyo de “esos” pobres. Menciono en parte, porque los diferentes estudios han evidenciado que un grupo heterogéneo de la población apoyo al movimiento de regeneración nacional para ganar las elecciones en 2018; acoto “esos”, porque lamentablemente el debate público se ha llenado de comentarios clasistas, racistas y hasta xenófobos, principalmente por “aquellos”, los “otros” que viven en una burbuja. Los que no tienen empacho en derramar bilis porque consideran al voto de una persona que vive en un fraccionamiento de interés social menor al de una persona que vive en un residencial.
Se cuestionan por qué los principales programas son enfocados en aumentar el ingreso de los sectores más vulnerables, para paliar las desigualdades sociales. “¿Por qué primero los pobres?”, “¿por qué ayudar a los ninis?”, “¿por qué ayudar a las madres solteras?”, “¿por qué ayudar a los campesinos?” y “¿por qué regalar mi dinero?”. Primero caricaturizan un problema multidimensional de casi 50 años, luego se victimizan y terminan minimizando la situación. “Ni que fueran tantos”, “¿apoco hay gente sin internet?”, “son pobres porque quieren”, etc.
El debate público es necesario bajo cualquier circunstancia, sin importar el color que gobierne, por eso los invito a dimensionar el problema en Michoacán. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares realizada por INEGI en 2018, el ingreso promedio mensual de un hogar michoacano es de14 mil pesos. Es importante precisar que 70% de los hogares tienen un ingreso menor al promedio y 50% ganan menos de 10 mil pesos. En promedio, el decil con menor ingreso gana $3,200, mientras el decil con mayor ingreso gana $44,400, es decir, el decil más rico gana casi 14 veces lo que gana el decil más pobre. Destacando que el ingreso por hogar, representa en promedio el ingreso de 3 integrantes por familia, imagine el ingreso por persona.
La desigualdad por hogar es abrumadora. Sin embargo, la pobreza no solo es por ingreso, de acuerdo al CONEVAL la pobreza es multidimensional, por ello, para medir la pobreza, determinó un ingreso o línea de bienestar, lo suficiente para comprar la canasta básica, en 2018, fue de 1500 pesos aproximadamente. Además, existen las carencias sociales: educativa, servicios de salud, seguridad social, alimentaria, calidad y espacio de vivienda; y servicios básicos.
El panorama del CONEVAL para Michoacán es el siguiente: de los 4.7 millones de habitantes, 46% son pobres (debajo de la línea del bienestar y con carencias sociales), 35% es vulnerable por carencias sociales (con ingresos por encima de la línea de bienestar), 5% es vulnerable por ingresos (con al menos una carencia social) y por último 14% son no pobres y no vulnerables. Es decir, 86% de nuestra población al menos tiene una vulnerabilidad y/o es pobre.
¿Por qué si las políticas públicas están orientadas a la mayoría de la población, algunos sectores privilegiados piensan que solo se apoya a una minoría? Algunos la llaman ceguera selectiva, “no quieren ver a los pobres”, pero yo le llamaría “No les gusta ver a los pobres”.
No les gusta ver a los pobres, porque literalmente se han encargado de construir “guetos”. En Morelia, por ejemplo, los guetos son llamados de manera clasista “Villas del gentillal”, “Villas del proletariado”, “San te atraco”, “Villa cafecita”, guetos donde viven más del 50% de la población. Los fraccionamientos y colonias, están lo bastante lejos de la “otra Morelia”, “la Morelia de arriba”, “la Morelia bien”, la Morelia con hospitales, bancos, escuelas, plazas y todos los servicios, la Morelia donde vive la minoría de la población.
Los 2 guetos no conviven, no se mezclan, no se conocen, no son empáticos, se nulifican. Podría decirse que la ceguera es fruto en última instancia, por la ignorancia sobre la existencia del otro, sin embargo, el tufo de superioridad está claramente inclinado hacia un gueto. Un sector fue olvidado por medio siglo, excluido del crecimiento económico, desconoce el desarrollo, ese sector en su mayoría ganó las elecciones en 2018, ese sector, se siente representado. Mientras otro sector, no se siente así, peor aún, no termina de asimilar, que aquel sector que no conoce, que ignoraba voluntaria o involuntariamente su existencia, ahora lo gobierna. La llamada “polarización” desaparecerá cuando los guetos convivan y sean empáticos de sus problemas.