Si la seguridad estuviera relacionada con los horarios de las reuniones del Gabinete de Seguridad, hace tiempo que el presidente López Obrador habría resuelto el problema que más agobia y preocupa a los mexicanos.
Todos los días, en punto de las seis de la mañana, se realizan esos cónclaves, sin que hasta ahora hayan sido de gran utilidad, a juzgar por los resultados.
No lo decimos nosotros. Lo dicen los números del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad, que apenas se dieron a conocer.
Esos números reflejan el fracaso de la política “abrazos, no balazos” que tanto pregonó el primer mandatario.
Un ejemplo: Los asesinatos aumentaron hasta llegar, oficialmente, a 31 mil 688 en lo que va de 2019, el año más violento. Esa cifra, ni en los peores años de la guerra contra el narco de Felipe Calderón.
* López Obrador quiso descargar culpas en los gobernadores. Los regañó y fustigó balconeó a los que no se levantan para asistir a las reuniones (Querétaro y Nayarit) y a los que han ido un máximo de cuatro veces (Campeche, Coahuila, Guanajuato).
Pero le salieron respondones, particularmente los azules.
La Asociación de Gobernadores de Acción Nacional sacó un comunicado en el que le reviran:
“La mayoría de las víctimas que se reportan en las entidades federativas son de delitos federales: crimen organizado, narcotráfico, huachicol, tráfico de armas tráfico de personas y contrabando.
“Pretenden transferir a los estados la responsabilidad del fracaso del gobierno federal”, aseveran.
Y dicen más: “el tema de la seguridad no está relacionado con horarios de reuniones, sino con políticas públicas que deben derivar de una estrategia. Cuando no existe esa estrategia para combatir los delitos de competencia federal, las políticas son huecas y los resultados nulos…
El remate es un lugar común, pero adecuado: “No por mucho madrugar amanece más temprano”.
* Nos amanecimos ayer con un tuit de Ricardo Monreal que hablaba sobre la guerrita que le hacen, al interior de Morena, Martí Batres, el grupo de la jefa de Gobierno, Yeidckol, la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia y los duros de Morena.
Nos llamó la atención porque ayer, en este espacio, hablamos precisamente de la lucha interna que se libra en ese partido y de sus posibles consecuencias en el 2021.
En el mencionado tuit, el jefe de la bancada de Morena en el Senado preguntaba: ¿Porque privilegiar el conflicto interno y no la unidad? ¿No sería mejor que se prepararan para el 2021?
Y descalificaba duramente la tarjeta amarilla que le sacó la CNHJ por no ceder a las pretensiones reeleccionistas de Martí Batres en la presidencia del Senado.
Pero también el emplazamiento que la citada comisión, que encabeza Héctor Díaz Polanco, hizo para que se expulsara de la bancada de Morena a la senadora externa Lilly Téllez “por no representar los valores de la Cuarta Transformación”.
Lo leímos camino a TV Azteca, donde entrevistamos al senador Óscar Eduardo Ramírez, operador estrella de Monreal en el Senado, para el programa Desde la trinchera, de ADN 40.
— ¿Qué hay detrás de los ataques al coordinador Monreal? Preguntamos a Ramírez.
— Es un tema político. Hay quienes apuestan a debilitar su liderazgo. No es casual que hayan mandado delante el tema de la senadora Lilly Téllez.
¿Qué viene? Se preguntó.
El mismo respondió: “Decir que el coordinador Ricardo Monreal no ha hecho caso a las amonestaciones que esa comisión solicita. Quieren imponerle límites a su trabajo. ¿Por qué? Monreal ha mostrado resultados.
“Los nombramientos, salvo el de la CNDH, reformas constitucionales, leyes secundarias, han salido hasta por unanimidad, como es el caso de la Guardia Nacional. Hay a quienes les molesta esa eficacia, no les agrada que avance en la agenda.
Prosiguió:
“Lo de Lilly Téllez, muy desafortunado. Vamos a llevarlo a los Tribunales. No olvidemos que ganó con el voto popular en su estado.
“El 80 por ciento de los miembros de la bancada salimos a expresarle nuestro reconocimiento. Constitucionalmente, no se le puede reconvenir a un legislador. Es su libertad de expresión”, puntualizó.