Era de esperarse el “motín” de policías federales que no quieren incorporarse a la Guardia Nacional ni obedecer mandos militares. La 4T no sólo los ha ignorado, sino que, además, los ha maltratado, desairado y ofendido.
Alfonso Durazo, hoy secretario de Seguridad Pública, los calificó alguna vez de “crimen uniformado”. Francisco Garduño, titular del Instituto Nacional de Migración, los llamo fifís por dar a conocer públicamente las precarias condiciones en las que sobreviven cuando los mandan a operativos fuera de sus lugares de origen. El mismísimo presidente López Obrador dijo ayer, antes de irse a CU a jugar beisbol, que la Policía Federal es una corporación que se “echó a perder” cuando estuvo en la Secretaría de Gobernación. Una generalización tras otra. Una afrenta tras otra. Como si no hubiese policías honestos que se han jugado la vida frente al crimen organizado; como si a muchos no los hubiesen emboscado en los estados más bravos. Como si todos fueran criminales; o como si pedir un mínimo de condiciones de higiene, alimentación y un mayor salario fuese vergonzoso.
Es cierto que hay federales coludidos con el crimen organizado, principalmente los altos mandos. Es cierto que han cometido abusos y han violado derechos humanos. Es cierto también que la población no los respeta como a los militares. Basta con revisar los índices de confianza.
Por esos malos elementos, sin embargo, no se puede juzgar a toda la corporación.
* Son tiempos de efervescencia, de cambios. La atmósfera se siente pesada, la sociedad polarizada. Nunca había escuchado policías gritar “¡Fuera AMLO!”, a sabiendas de que se trata del Presidente de la República.
Tampoco había visto a los federales convocar a paro nacional. Es un lujo que no se pueden dar. No pueden abandonar a ciudadanos que están obligados a proteger. Menos tomar las calles, realizar bloqueos. Nunca, desde que tengo uso de razón. Ni con Díaz Ordaz ni con Echeverría ni con López Portillo ni con De la Madrid, Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto.
* AMLO se dio cuenta después que el asunto merecía toda su atención. Mucho más que dar clínicas de beisbol. No esperó la próxima mañanera para abundar en un tema que había abordado previamente con los reporteros de la fuente.
Por la tarde, grabó un video en el que descalificó la protesta: “No es una causa justa. No se está despidiendo a ningún Policía Federal ni se les han bajado sueldos o prestaciones. Tampoco se les está obligando a ir a la Guardia Nacional. La transferencia es voluntaria. ¿Por qué las manifestaciones? Está raro, ¿verdad?
“Hay mano negra en este asunto. Esto se manejaba antes desde los sótanos de Bucareli. Piensan que va a ser lo mismo y no… No somos iguales. Se va a resolver este asunto porque no se está cometiendo ninguna injusticia. Que quede muy claro”, dijo.
* El Bloque Opositor en la Cámara alta (PAN-PRI-PRD-MC) planteó a Ricardo Monreal, presidente de la Jucopo, que sea una mujer la que presida la Mesa Directiva en el segundo año de ejercicio legislativo. Quieren llevar a los hechos aquello de “el Senado de la paridad”. “Es justo y pertinente que, en congruencia con la paridad de género que se votó, que la composición de la Mesa Directiva sea rotativa entre géneros durante esta Legislatura”, explicó Dante Delgado, coordinador de la bancada del MC.
Malo para Martí Batres, quien quiere reelegirse en ese cargo y, nos aseguran, “busca apoyos en Palacio Nacional y en las secretarías de Estado”, nos dicen. La cosa para él se ve ya muy difícil. Ni el PVEM ni el PES le han dado el apoyo y Morena va a votarlo. Peor aún. La correlación de fuerzas en el seno de la bancada guinda favorece la opción de una mujer en una proporción de 40-15, según senadores de ese grupo.
Ya se barajan nombres: Mónica Fernández, Marybel Villegas, Imelda Castro, Ana Lilia Rivera.