Foto: Ismael Díaz/Contramuro

Morelia, Michoacán.- Desde hace 41 años que se realiza la Procesión del Silencio en Morelia, María Elena Hernández no ha faltado uno solo. Y es que ella vivía en el barrio de Las Capuchinas, dónde inició esta tradición.

“Yo fui de las iniciadoras junto con el padre Joaquín Altamirano. Solo dábamos una vuelta al jardín y de regreso al templo”, cuenta María Elena. Y es que fue hasta el año de 1991 cuando el municipio solicitó que la Procesión se trasladará a la Av. Madero.

Foto: Ismael Díaz/Contramuro

Miles de personas ya apostadas en las banquetas de una de las principales calles de Morelia, esperan ansiosos el paso del cortejo fúnebre, portan veladoras y en algunos sitios, se alcanzan a escuchar rezos.

Foto: Ismael Díaz/Contramuro

Va cayendo la noche y solamente las veladoras alumbran el paso de la procesión, a excepción de un tramo en el que no se apagaron las farolas artificiales. Lo mismo sucedió frente a Catedral, en donde una de las lámparas tampoco se apagó.

foto: Ireri Piña/Contramuro

“Me encanta la Procesión del Silencio, no tenemos la oportunidad de venir cada año, pero me gusta la solemnidad con la que se lleva a cabo. Las imágenes y quienes van ahí”, comenta Erick Servín.

Foto: Ismael Díaz/Contramuro

Los niños que están presentes se desesperan y algunos incluso comienzan a llorar, pero se calman cuando escuchan el retumbar de los tambores que encabezan a las 22 cofradías que este año se prepararon para estar presentes en la edición 41 de una de las Procesiones más representativas y vistosas de México.

Ireri Piña es licenciada en Periodismo, reportera de Educación, Turismo, multifuente. Contadora de historias y causas sociales; michoacana, moreliana