Decenas de personas abarrotaron las calles de esta ciudad para celebrar a la Virgen de Guadalupe, esto gracias a los milagros concedidos
Morelia, Michoacán.-Desde muy temprano este miércoles 11 de diciembre, decenas de personas comenzaron a desfilar por la avenida Madero, con rumbo al templo de San Diego, para agradecer a la virgen de Guadalupe, los milagros concedidos y celebrar este jueves 12 de diciembre un año más, la aparición de la imagen.
Ataviados con coloridos listones, faldas negras y trajes de manta, los ciudadanos hacían filas enormes para ver por unos minutos, la imagen de la guadalupana que se situa en el mencionado templo, ni el frío, ni el cansancio y mucho menos el dolor físico, impidieron la visita.
Diversas personas, postraron sus rodillas sobre la cantera fría y agrietada por el paso de los años, ellos demostraban su fervor guadalupano por el milagro de tener vivo a algún familiar o haberlos salvado de una enfermedad mortal, aquella que ni los propios médicos pudieron curar.
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La algarabía se vivía con unas ricas cañas o la tradicional quesadilla gigante de “Doña Agus”, el momento estaba por llegar, el reloj marcaba las 12 de la madrugada; la pirotecnia y los mariachis se hicieron presentes entonando las primeras estrofas de la famosa canción “La Guadalupana”, la cual se ha vuelto un himno para todos los católicos.
A las 10 de la mañana de este jueves, las personas seguían llegando hasta el altar de la morenita del Tepeyac, depositando en él, cientos de rosas blancas, objeto que eligió para demostrarle al mundo su existencia.
Poco a poco, las personas se van retirando del lugar, solamente quedan los puestos de garnachas, los futbolitos que por varios días, les dieron alegrías a los estudiantes de las universidades cercanas, los juegos mecánicos que utilizaron los niños para no aburrirse, la nostalgia de otro año más que está apunto de morir.
Será pues, hasta el próximo año cuando las familias vuelvan a este lugar para agradecer por todo lo brindado por aquella imagen divina y que demuestra el fervor de un pueblo que ante la adversidad, lo único que tiene seguro es su devoción.