El grupo de migrantes en Morelia busca llegar hacia la ciudad de Monterrey, y han aclarado que no intentan llegar a Estados Unidos de manera ilegal
Morelia, Michoacán.- Desde el pasado sábado 9 de noviembre, alrededor de 40 migrantes, incluidos 15 niños, provenientes de Venezuela, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Colombia y Perú, han permanecido afuera del Centro Ciudad Administrativa (CAM) Morelia, dónde han pasado hambre y frío en espera de ayuda humanitaria para continuar su camino hacia el norte del país.
Ante la presión mediática, el gobierno de Morelia los ha trasladado paulatinamente a un albergue operado por Cáritas, según informaron las propias autoridades municipales. Sin embargo, estas familias, que enfrentan condiciones precarias, han denunciado restricciones que califican como violaciones a su dignidad y libertad.
Entre los principales señalamientos, los migrantes afirmaron que se les condicionó el ingreso al albergue a la entrega de sus teléfonos celulares, una medida que consideran invasiva y que los priva de comunicación.
Asimismo, se les prohibió salir del lugar durante los días de su estancia, lo que, según declararon, los hace sentir como prisioneros.
“Nos están tratando como si fuéramos delincuentes. Nos quitan el teléfono y no nos dejan salir. Esto no es ayuda, es un encierro”, expresó uno de los migrantes que pidió permanecer en el anonimato.
Las seis familias han pasado frío durante toda la semana en medio de una situación de incertidumbre. Por cuestiones de facultades jurídicas, ni las autoridades municipales ni estatales han podido intervenir directamente para garantizar su bienestar.
Mientras tanto, los migrantes denunciaron que fue el propio Instituto Nacional de Migración (INM) el que los abandonó la noche del sábado 9 de noviembre en la capital michoacana, sin ofrecerles apoyo ni alternativas.
“Nos dejaron a nuestra suerte, con niños pequeños y sin un lugar seguro donde estar. Ahora nos condicionan en este albergue y no sabemos qué pasará después”, declaró otro de los afectados.
Organizaciones defensoras de derechos humanos han mostrado preocupación ante la situación, al señalar que estas medidas podrían constituir violaciones a los derechos fundamentales de las personas en movilidad.
En particular, han criticado las restricciones impuestas en el albergue, donde las familias buscan refugio después de haber enfrentado peligros y privaciones durante su tránsito hacia el norte.
Por su parte, ni el gobierno municipal ni el Instituto Nacional de Migración han emitido un posicionamiento oficial al respecto. Mientras tanto, las familias migrantes continúan enfrentando condiciones de vulnerabilidad, entre el frío, la incertidumbre y lo que califican como un trato indigno en su paso por Morelia.
Al rechazar ser incomunicados por la Policía Morelia, a los migrantes los trasladaron a un albergue en la colonia Jardines de Guadalupe, donde requieren colchones y cobijas principalmente para los niños.