Recientemente se ha percibido un incremento de operativos encabezados por las autoridades del Instituto Nacional de Migración en territorio michoacano. Cada vez es más común saber de algún autobús o vehículo interceptado en alguna caseta fronteriza por parte de las autoridades migratorias.
Esto puede considerarse como una señal de que las rutas tradicionales de migración están siendo dejadas de lado y se están buscando otras por quienes pretenden cruzar la frontera hacia EUA, y por lo que se aprecia, parte del territorio michoacano forma parte de estas nuevas rutas de migración.
Independientemente de las nuevas rutas de transito migratorio que puedan comprender al estado de Michoacán, queda un serio cuestionamiento hacia la posición actual de gobierno federal respecto a la migración, especialmente en lo que es la relación con EUA. Es bien sabido que al vecino país del norte no solo buscan cruzar mexicanos, sino también caribeños, centroamericanos y hasta algunos suramericanos; también es bastante conocida la actitud hipócrita del estado mexicano respecto a esos migrantes no mexicanos, ya que muchas veces son tratados de manera inhumana por parte de las autoridades mexicanas quienes la mayoría del tiempo abusan de su necesidad de buscar una mejor vida en los Estados Unidos.
Esta actitud del estado mexicano se supone responde a la influencia política que EUA tiene en México, donde “presiona” a los gobiernos en turno para aplicar políticas duras contra los migrantes de la frontera sur para de esta manera reducirle la carga a las autoridades migratorias estadounidenses, en pocas palabras México realiza el trabajo sucio por EUA en la migración centroamericana y caribeña.
Pero realmente lo más cuestionable es que aun con la llegada de Trump al poder el gobierno mexicano continúe aplicando esta política migratoria contra las personas que cruzan el sur de la frontera mexicana, y aun peor, hasta parece reforzarla.
Es absurdo que después de todas las actitudes despectivas que ha tenido Trump con México y su gente, el gobierno federal le siga haciendo el trabajo sucio a EUA, más bien lo lógico sería que utilizara la migración sureña como una carta de negociación con el gobierno de Trump para apoyar a los migrantes mexicanos en suelo estadounidense.
Por ejemplo. presionar al gobierno de Trump para que repensara la idea de las deportaciones masivas o en todo caso que sus políticas de migración no fuesen tan duras para los migrantes mexicanos en EUA, y que en caso de no hacerlo México sería más laxo en permitir la movilidad de migrantes que provinieran del sur y así incrementar el trabajo de deportación a las autoridades de EUA.
Pero parece ser que al actual gobierno federal no le interesa modificar la política de frenar la migración del caribe y de Centroamérica hacia EUA. Parece ser que prefiere seguir haciendo el trabajo sucio a las autoridades de EUA.
Dentro de todo, lo más decepciónate es que aun con las políticas xenófobas de Trump, el gobierno federal decida no hacer nada por cambiar aunque sea un poco su política migratoria con los migrantes no mexicanos.
Siempre se ha dicho que en política migratoria el estado mexicano ha sido de doble cara: por un lado pide respeto para los mexicanos que emigran hacia Estados Unidos, por el otro viola derechos de migrantes que cruzan el territorio mexicano para llegar a suelo estadounidense. Resulta inaudito que el gobierno mexicano continúe con esas políticas migratorias a pesar de las duras acciones del gobierno de Trump contra los migrantes mexicanos.