La compañía de danza La Serpiente apuesta por resignificar los espacios que implican corporalidades no humanas, como lo es, el territorio
Morelia, Michoacán.- Apostados en el municipio de Acuitzio, a 40 minutos de Morelia, la capital michoacana, la compañía de danza La Serpiente apuesta por resignificar los espacios que implican corporalidades no humanas, como lo es, el territorio.
Como parte del del proyecto Danza Periférica que promueven Abdiel Villaseñor Talavera, codirector de La Serpiente junto a Laura Martínez Ayala desde hace 14 años; la memoria corporal se ve reflejada en la pieza “En guardia de un cuerpo que recuerda”.
“El unipersonal de danza que involucra a la memoria de los espacios que el creador escénico ha habitado”, como los describen Laura y Abdiel, evoca sentimientos de pertenencia.
“Es una composición coreográfica que se pregunta dónde inicia la memoria y cómo significamos los espacios que habitamos”, argumentan frente a un público selecto que además de observar la creación escénica, se inmiscuye en los detalles de vida que hay entorno al bailarín, cuya historia está inscrita entre las paredes de la casa de estilo Colonial y pueblerino que actualmente arropa a la compañía.
La obra que desde 2021 se desarrolla en el municipio de Acuitzio, tiene un serio interés en aperturar espacios de interlocución para una danza más cercana, amable y digna, exponen al dialogar con el público que en cuatro puestas escénicas disfrutó de una velada reflexiva y de territorios amorosos.
“La obra pretende interpelar a los espectadores, a responder desde el cuerpo a este llamado de cuestiones. En esta guarida el cuerpo que recuerda tiene memorias que nadie más en el universo las contiene”, remomera Villaseñor al contar que su llegada al mundo hace 44 años no fue solo, sino con un hermano que habitó el mismo vientre que él y que significó un acompañamiento de vida que ahora lleva junto a Laura.
A partir de los territorios que se habita “este cuerpo construye imaginarios que lo conducen por caminos nuevos y viejos a la vez”, profundiza luego de 37 minutos de una elocuente danza que desemboca en una memoria corporal que va, como bien describen, más allá del territorio.
“Sentir la corporalidades en esta zona de Michoacán, implica también las corporalidades no humanas como el Territorio geográfico”, enaltece Villaseñor ante la gestión, creación, coreografía, curaduría, iluminación y producción que significó la Danza Periférica que es posible con el respaldo del SACPC, antes Fonca a través del programa México en escena.