El huracán Matthew, que se desplaza en paralelo muy cerca de la costa este de Florida, ya ha dejado 600 mil hogares sin electricidad en ese estado norteamericano, informó hoy el gobernador Rick Scott.
Aunque por el momento el centro de la tormenta no ha tocado tierra, sus efectos ya se sienten en el estado, que sufrió inundaciones en las zonas costeras. Numerosos árboles se derrumbaron ante los fortísimos vientos.
Una de las áreas más golpeadas es Brevard Country, al este de Orlando, en la costa de Florida, donde unas 146 mil viviendas quedaron sin electricidad.
“No salgan a la calle en ningún caso mientras arrecie la tormenta”, alertó Scott. Sólo en Florida, 1.5 millones de personas fueron llamadas a abandonar sus viviendas, mientras las calles y carreteras están vacías. Más de 22 mil personas buscaron protección en albergues de emergencia.
El centro de la tormenta se desplaza en dirección norte-noroeste a una velocidad de 20 kilómetros por hora y se espera que continúe su recorrido a lo largo de la costa durante el día de hoy, según informó el Centro Nacional de Huracanes de Miami.
“El ojo del huracán Matthew se encuentra a cinco millas (unos ocho kilómetros) de la costa del centro de Florida y extremadamente cerca de tierra”, había tuiteado antes Scott.
Se espera que la tormenta vire hacia el norte esta noche o la madrugada de mañana y que continúe desplazándose a lo largo de las costas de Georgia y Carolina del Sur mañana sábado.
Matthew se ha debilitado ligeramente, con vientos máximos sostenidos de 195 kilómetros por hora, su fuerza fue rebajada a categoría 3 esta mañana y se espera que continúe así durante su recorrido ante la costa de Florida.
Sin embargo, pese a este debilitamiento la tormenta podría causar graves daños en el sudeste de Estados Unidos.
El servicio meteorológico alertó que hay condiciones “que ponen en peligro la vida”. Pese a su bajada de categoría, el huracán sigue siendo “extremadamente peligroso” y podría dejar algunas zonas del centro de Florida inhabitables durante semanas o meses. Según la CNN, la última vez que las autoridades alertaron de esta manera fue antes del huracán Katrina en 2005.
El presidente estadunidense Barack Obama decretó el estado de emergencia para Florida, Carolina del Sur y Georgia, donde se temen inundaciones, cortes de luz y destrucción. Con ello se facilita la llegada de ayuda desde Washington.
Millones de estadunidenses han desalojado ya las áreas costeras de los tres estados, en la mayor operación de evacuación desde la tormenta Sandy, que azotó el este en 2012. Unos 4 mil 500 miembros de la Guardia Nacional están desplegados para ayudar en las zonas más afectadas.
Matthew llega a Estados Unidos tras sembrar la destrucción en Haití, donde murieron al menos 283 personas en el Departamento Sur, el más afectado, según la radio televisión Caraibes. “La situación es catastrófica”, aseguró el presidente interino de Haití, Jocelerme Privert.
Según la ONU, hay más de 1.5 millones de damnificados y 350 mil necesitan ayuda inmediata. La mayor preocupación ahora es evitar el surgimiento de casos de cólera en las zonas inundadas, alertaron organizaciones de ayuda humanitaria.
También en la región de Grand’Anse, en el suroeste, la destrucción es amplia. En la capital, Jérémie, todas las comunicaciones telefónicas están interrumpidas, así como el suministro de electricidad, mientras el 80 por ciento de las viviendas están reducidas a escombros, según la organización humanitaria Care.
“Las únicas carreteras de conexión están intransitables, por lo que la gente recibe muy lentamente dinero y alimento”, señaló el director de la organización en el país, Jean-Michel Vigreux.
El Ejército de Estados Unidos envió helicópteros y ayuda a la isla, y las agencias de la ONU se están organizando para dar refugio, agua y comida.
Matthew afectó también parte de las Bahamas, pero la situación volvía hoy poco a poco a la normalidad en la región noroeste afectada, según el Centro Nacional de Huracanes.
Obama pide extremar medidas
El presidente Barack Obama advirtió que Matthew es “aún un huracán realmente peligroso”.
Reunido en la Casa Blanca con el administrador de la Agencia Federal de Emergencias (FEMA) Craig Fugate, Obama dijo que le preocupaban las marejadas ciclónicas y que a medida en que el huracán se desplaza hacia el norte, áreas como Jacksonville, Florida, y Georgia pudieran estar menos preparadas.
Obama les dijo a los residentes de esas áreas que “si les dicen que evacúen, tienen que irse a zonas más elevadas”.
Apuntó que “como la marejada ciclónica puede moverse muy rápidamente, le gente piensa que se salvó y de repente es azotada y no está en posición en la que sus familias están a salvo”.
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